miércoles, 21 de noviembre de 2018

Si nosotros no les ayudamos a dejar de fumar, perder peso y consolidar un estilo de vida activo ¿quién lo hará?"


En el reciente Encuentro PACAP2018 que se ha celebrado en Badajoz, presentamos esta Comunicación Oral,  disponible aquí. Con ella intentamos, en primer lugar,  hacer ver que  los principales determinantes de pérdida de salud, calidad de vida y gasto sanitario en nuestros pacientes son tabaquismo, consumo de alcohol, inactividad física y alimentación no saludable.

A continuación preguntamos: ¿En qué empleas mayoritariamente tu tiempo diario de trabajo? O lo que es lo mismo: ¿Tienes en cuenta estos datos para establecer tus prioridades con las personas a las que cuidas?

Intentamos entonces, de acuerdo con las recomendaciones mundiales y las evidencias publicadas, disipar cualquier duda sobre la efectividad de nuestra intervención sobre estas conductas de riesgo: ¡Se obtienen resultados notables en salud y calidad de vida! Y la eficiencia de nuestro trabajo, así como la satisfacción que obtenemos con la misma, no dejan de aumentar con el tiempo.

Como prueba, mostramos los resultados que venimos obteniendo en nuestra Unidad-Escuela, donde ofrecemos desde 2007 programas interconectados para ayudar a las personas que acuden -espontáneamente o derivadas por un compañero- a dejar de fumar, reducir su exceso de peso o consolidar un estilo de vida activo. Casi la mitad de los 700 fumadores atendidos seguía libre del tabaco un año tras la intervención, y entre los 400 que acudieron para reducir su peso, los que finalizaron el Programa (1 año) lo disminuyeron un 6,7%. Y en el conjunto de participantes se duplicó largamente la actividad física en el tiempo libre y se redujo el 40% el consumo de alcohol.

Además, los beneficios "no buscados": muchos disminuyeron el número de  fármacos, redujeron su riesgo de enfermar (de un evento cardiovascular, de un cáncer...), se cansan menos, duermen mejor y se sienten más dueños de su salud y de sus vidas, pues estas intervenciones fomentan el autocuidado y reducen la medicalización.

Enumeramos entonces algunos de los motivos de nuestra escasa implicación, destacando la escasa formación y sensibilización que recibimos en pregrado, residencia y postgrado sobre la importancia y en especial sobre cómo abordar  las conductas no saludables (¡Observad su escasa representación en los exámenes MIR y en los talleres y mesas de nuestros  congresos!). 


Y terminamos la presentación invitando a rebelarnos contra nuestra inercia, enfrentando a los presentes al dilema ético contenido en el título: Si nosotros no le hacemos la ecografía, no le extirpamos la uña encarnada o no le infiltramos el hombro doloroso al paciente que tenemos delante, otro profesionales del SNS lo hará. Incluso mejor que nosotros, ya que se dedica a eso específicamente... El paciente esperará un poco más tiempo, pero no correrá un riesgo apreciable. Pero si ni los enfermeros ni los médicos de familia les ayudamos a dejar de fumar, perder el peso excesivo y consolidar un estilo de vida activo... ¿Quién lo hará? La respuesta la conocemos: nadie, en nuestro SNS.

Buena parte de estas personas participarían en programas de ayuda para modificar sus peligrosas conductas, si se les ofreciesen en su centro de salud. Os aseguramos que las tareas no son complicadas, cada vez resultan más eficientes, carecen de riesgo, tienen un coste insignificante y son altamente satisfactorias para ellos y para nosotros...

Creo que te toca mover ficha.


Emilio Salguero Chaves. Enfermero. Médico de Familia. Centro de Salud "Valdepasillas", de Badajoz. E-mail: emilio.salguero@gmail.com .


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