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jueves, 19 de noviembre de 2015

Oportunidades y retos para intervenir sobre los estilos de vida en Atención Primaria


"Los estilos de vida como el consumo de tabaco, el consumo de alcohol, la  alimentación inadecuada, y la actividad física insuficiente contribuyen sustancialmente a la carga de morbilidad prematura y la mortalidad. Los profesionales sanitarios que trabajamos en Atención Primaria somos profesionales respetados y con credibilidad, y podemos jugar un papel importante motivando y alentando el cambio de comportamiento hacia un estilo de vida saludable. Para cumplir con este potencial se requiere que integremos en nuestra práctica clínica diaria las intervenciones de asesoramiento de conducta (consejo salud, intervención breve), que hayan demostrado su efectividad y que sean factibles de implementar, y/o remitir al paciente a recursos comunitarios específicos".
Esta es la introducción al reciente suplemento de la revista American Journal of Preventive Medicine: Evidence-Based Behavioral Counseling Interventions as Clinical Preventive Services. Perspectives of Researchers,Funders, and Guideline Developers. El suplemento repasa las intervenciones de asesoramiento en conductas de salud o estilos de vida que recomienda la USPSTF, y las conclusiones de un fórum de expertos americanos que las han analizado en una reunión específica.
El suplemento trata, en diferentes artículos, temas de gran interés como:
  • Que métodos sigue la USPSTF para elaborar sus recomendaciones. Es muy complejo dar una recomendación pública para intervenir en un estilo de vida ya que los estudios realizados pueden haberse hecho en poblaciones distintas y/o las intervenciones variar en intensidad o componentes. Puede no ser viable su aplicación en atención primaria, tener efectos adversos, o distintas formas de medir los resultados conductuales alcanzados, y hay que valorar si estos cambios tienen como resultado una mejora de la salud en los pacientes intervenidos. Las recomendaciones para intervenir sobre el estilo de vida de los pacientes  deben estar basadas en  la evidencia científica que demuestre el beneficio neto de intervenir,  y se impone el rigor metodológico para revisar los estudios existentes y emitir recomendaciones.
  • Una vez emitida la recomendación para intervenir en un estilo de vida, hay que evaluar si es factible hacerla, y cómo podemos evaluarla a través de ítems como: a cuantos profesionales llega, los resultados en la práctica clínica diaria, cuantos profesionales sanitarios la adoptan, cuantos la implementa, y cuantos mantienen la intervención en el tiempo.
  • Es difícil ligar una intervención para aconsejar un cambio de conducta en salud y los resultados en salud obtenidos con ello, ya que en muchas ocasiones intervenimos en pacientes asintomáticos y los resultados se ven a largo plazo en mucha ocasiones.
 


  Me gusta especialmente el último artículo que habla sobre  Oportunidades y retos para mejorar los comportamientos en salud.  Improving Health-Related Behaviors Opportunities and Challenges. Como oportunidad se menciona que las intervenciones sobre el estilo de vida pueden producir por un lado “daños” de índole menor, pero tienen por otro lado el potencial de producir grandes beneficios en la salud. Como reto se propone unir nuestra intervención en la consulta con un enfoque hacia la comunidad. Los comportamientos en salud están menos determinados por la intervención de los profesionales sanitarios y mucho más influidos por la comunidad, el ambiente que nos rodea y donde vivimos, aprendemos, trabajamos y jugamos. Y sobre todo la frase final: es necesario que los servicios sanitarios apoyen el trabajo realizado por los profesionales sanitarios en este campo.


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