"A pesar de que hay una abrumadora evidencia
de que cambios dietéticos relativamente pequeños pueden mejorar
significativamente la salud, los médicos rara vez discuten de nutrición con sus
pacientes. La ingesta nutricional deficiente y las condiciones de salud relacionadas
con la nutrición, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la
obesidad, la hipertensión y muchos tipos de cáncer, son muy prevalentes; sin
embargo, sólo el 12% de las consultas incluyen asesoramiento sobre la dieta.
Incluso entre los pacientes de alto riesgo con ECV, diabetes o hiperlipidemia,
sólo 1 de cada 5 recibe asesoramiento nutricional. Es probable que muchos
pacientes reciban la mayor parte de su información nutricional de otras
fuentes, a menudo poco confiables."
Está en la introducción del interesante artículo
recientemente publicado en JAMA Nutrition Counseling in Clinical Practice How Clinicians Can Do Better.
Los autores afirman, además, que el
asesoramiento sobre el cambio de comportamiento en nutrición es a menudo
frustrante dado el entorno alimentario actual, en el que los alimentos menos
nutritivos y saludables tienden a ser menos costosos, más presentes, más
accesibles y más comercializados que las opciones más saludables. Mensajes de
nutrición confusos y libros populares, blogs y otros medios complican aún más
la toma de decisiones de los pacientes. Pese a ello nos proponen una serie de
pasos razonables para incluir el
asesoramiento nutricional en la práctica clínica diaria:
- Iniciar la conversación. Se han propuesto cuestionarios breves y validados para evaluar rápidamente la necesidad de asesoramiento nutricional. Tabla de abajo.
- Estructurar el encuentro, utilizando métodos como las "5 A" (averiguar, aconsejar, acordar, ayudar, asegurar), que se utiliza para intervenir sobre el consumo de tabaco. La entrevista motivacional, que ha documentado su eficacia en numerosos contextos de cambio de conducta, es particularmente útil para involucrar a pacientes que aún no están comprometidos o que están renuentes a cambiar.
- Concentrarse en pequeños pasos. Cambiar las conductas de nutrición a lo largo de toda la vida puede parecer abrumador, pero incluso los cambios pequeños pueden tener un efecto. Por ejemplo, el aumento de la ingesta de frutas de sólo 1 una porción al día tiene el potencial estimado de reducir el riesgo de mortalidad cardiovascular en un 8% (United Nations’ dietary policies to prevent cardiovascular disease).Otros ejemplos incluyen la reducción de la ingesta de bebidas azucaradas, las comidas rápidas, carnes procesadas y dulces, mientras hay que aumentar el consumo de verduras, legumbres, nueces y granos enteros. Enfatizar a los pacientes que cada elección de alimentos es una oportunidad para obtener beneficios, e incluso que las pequeñas elecciones suman.
- Utilizar los recursos disponibles (guías, folletos, páginas web y otros).
- No hacerlo todo a la vez. Esperar crear un cambio de comportamiento a largo plazo durante un solo episodio de cuidado es una oportunidad para la frustración y el fracaso, tanto para el paciente como para el clínico. Empoderar y apoyar a los pacientes es un proceso continuo, no un evento curativo de una sola consulta.
- No hacerlo solo. El médico de familia no necesita ser el único clínico que proporciona consejo nutricional. El uso proactivo de otros recursos (por ejemplo enfermeras, nutricionistas) pueden aliviar gran parte de la carga para el clínico ocupado.
Tabla para iniciar la conversación sobre cambios en la alimentación.
Paco Camarelles
uno de los mejores consejos nutricionales es dejar de leer la publicidad engañosa de las empresas que venden alimentos precocinados, es muy dañino y hay que tener cuidado
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