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miércoles, 28 de agosto de 2019

REDUCCION DE DAÑOS EN TABACO: MENTIRAS, VERDADES Y ESTRAGEGIAS


El 3 de Septiembre de 2019, la Asociación Nacional de Informadores de la Salud ( ANIS) organiza ,en colaboración con el Ministerio de Sanidad, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, la Red Europea de Prevención del Tabaquismo ( ENSP) y el Institut Català d´Oncologia (ICO) un encuentro entre profesionales de la salud y medios de comunicación sobre el tema: “Reducción de daños en tabaco: mentiras, verdades y estrategias”



Sabemos hace tiempo lo que piensa la industria de la Nicotina después del análisis de 7 millones de documentos secretos desclasificados por orden judicial desde los juicios a la Industria en EEUU: La nicotina es adictiva, estamos entonces en el negocio de vender nicotina, una droga adictiva” (Científico de alto rango de Compañía Tabaquera, 1972), “el cigarrillo no debe interpretarse como un producto sino como un sistema. El producto es la nicotina. Piense en la inhalación de humo como el vehículo de la nicotina (Addison Yeaman, Brown & Williamson, 1963).  Esto indica claramente que la industria tiene la voluntad de seguir cosechando adictos a la nicotina por cualquier vía con tal de mantener su negocio, construido sobre las ruinas de la salud de sus clientes,  los fumadores.
Los e-cigs son el Nuevo Producto Milagro. Lo que quiere transmitir la Industria a sus clientes fumadores: "Es que dejar de fumar es muy difícil” y “Si le preocupa su salud tenemos un producto un 95% de menos riesgo que le permiten seguir disfrutando de nuestros productos”. Sin embargo, en España hay 9.729.300 exfumadores (en el 85% dejaron de fumar por sí mismo sin soporte profesional). Por otra parte, la reducción del daño no es más que la opinión de un puñado de autoproclamados “expertos” con escasa evidencia científica pero convenientemente reiterada y aireada. El riesgo cancerígeno o lo efectos respiratorias a largo plazo de los cigarrillos electronicos no se conocerán en décadas. Por lo tanto, debería imperar el principio de precaución.
La Industria diseñó una estrategia para debilitar la Comunidad de Control del Tabaco explotando las diferentes opiniones, generando división e intentando debilitarlo trabajando conjuntamente con un sector del mismo. A base de inyectar ingentes recursos ha conseguido que un sector minoritario sin peso científico relevante en el control del tabaco, apoye su estrategia de reducción de daños. Los cuatro documentos clave para que dan un barniz pseudocientífico a la estrategia de la industria están trufados de conflictos de intereses individuales o corporativos. 
Frente a las voces que presentan los e-cigs como una puerta de salida del tabaquismo y una estrategia de reducción de riesgos, sin presenta evidencias, muchos profesionales e instituciones pensamos que hay más evidencia de que el e-cig es una puerta de entrada al tabaquismo y una forma de retener a los fumadores en la adicción a los productos del tabaco. Los usuarios de e-cigs tienen menos probabilidades de dejar de fumar que los que no usan. Por otra parte, aunque algún estudio le otorga un efecto favorable a la cesación, el 83% de los estudios concluyen que no ayudan a dejar de fumar. 


 Contrariamente a lo que a veces se oye, la experiencia del Reino Unido no ha revelado un impacto en la prevalencia del tabaquismo que actualmente se sitúa en el 15%. Por otra parte, la tendencia en jóvenes es a un incremento del consumo de productos de tabaco a expensas principalmente de los e-cigs. En EEUU y otros países uno de cada 5 estudiantes de Instituto, ha consumido e-cigs regularmente.




El solo hecho de que entre el 60 y el 90% de los consumidores sigan usando cigarrillos convencionales echa por tierra la idea de reducción de daños puesto que en la mayoría de estos casos el riesgo lejos de disminuir se incrementa y se reducen las posibilidades de cesación por el mayor consumo de nicotina. 
Una de las dudas más comunes es saber en qué medida el vapor de los e-cigs perjudica al no consumidor en espacios cerrados. Las partículas ultrafinas se producen tanto con los cigarrillos convencionales como con los e-cigs. Estas partículas aumentan el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Pero siendo esto grave, no es lo peor. El efecto que puede tener una regulación permisiva con los e-cigs en espacios cerrados puede ser demoledor para las políticas de espacios sin humo que han contribuido extraordinariamente a la desnormalización del consumo de productos de tabaco. Una revisión reciente y completa de Stantont  Glantz y cols ilustra este problema.




A continuación, puede consultarse el programa que se va a abordar el 3 de Septiembre en el Ministerio de Sanidad. Existe la posibilidad de seguimiento a través de Streaming: http://www.anisalud.com/   

 
Rodrigo Córdoba Garcia






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