Una
reciente editorial de la revista The Lancet: Treating obesity and diabetes: drugs alone are not enough nos aporta reflexiones sobre la comercialización de
nuevos fármacos para el tratamiento de la obesidad y la diabetes.
- La prevalencia mundial de la obesidad alcanzará la escandalosa cifra de 1000 millones de personas en 2030, y las políticas de Salud Pública para frenar esta escalada no consiguen controlar el problema. Para los pacientes que padecen obesidad, y que han probado con poco éxito otros abordajes, se abre una brecha de optimismo ya que la toma de un fármaco puede cambiar su vida.
- Nuevos fármacos como la Retatrutide (triple antagonista de la GLP-1, GP y receptores glucagon) se ha ensayado con resultados notables en reducción de peso (reducción hasta un 24,2%), y va a competir con la Semaglutida y la Tirzepatide en la feroz y competitiva carrera para comercializar el fármaco más eficaz para perder peso. Millones de euros están en juego.
- Las dudas sobre su seguridad son motivo de estudio (JAMA pancreatitis, obstrucción intestinal….), y no tenemos datos de su seguridad a largo plazo. Hay otros potenciales efectos adversos como alopecia e ideación suicida en consideración (FDA)
- ¿Dónde ponemos el dintel para empezar a tratar la obesidad: IMC 35?, y ¿Qué hacemos con los pacientes que están entre un IMC entre 25-35 y que quieran usar los fármacos para perder peso?
- ¿Quién puede asumir el costo de perder peso (300-1200 dólares al mes en USA)?, sobre todo si sabemos que tras dejar el tratamiento se recuperan las dos terceras partes de lo perdido. ¿Será un tratamiento para toda la vida?
Pero
hay otros aspectos importantes sobre los nuevos fármacos sobre los que habla la
editorial:
- La desigualdad aumentará entre aquellos que pueden pagar (y con menos necesidades) y aquellos con mayores cargas de enfermedad en los grupos más desfavorecidos socialmente y en los países más pobres.
- La obesidad es producto no sólo de las circunstancias y el comportamiento de un individuo, sino también de la sociedad en general, moldeada por los mercados mundiales de alimentos y los acuerdos comerciales. Se necesitan enfoques multidimensionales para frenar los efectos del entorno obesógenico, particularmente contra una industria internacional que promueve la sobreproducción de alimentos y bebidas baratos. Ver LA ILUSIÓN DE LA ELECCIÓN de los alimentos que comemos. Por qué alguien ya decidió que comerás en el almuerzo
- Es necesario aumentar la actividad física; Caminar y andar en bicicleta para ir al trabajo o a la escuela debería normalizarse y hacerse más fácil y seguro. Es necesario implementar impuestos al azúcar y restricciones a la comercialización de alimentos ultra procesados con alto contenido energético y graso. La prevención debe ser la base sobre la que se sustenta todo lo demás.
Paco Camarelles
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