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domingo, 4 de diciembre de 2022

¿Podrán los nuevos fármacos frenar la epidemia mundial de la obesidad y el sobrepeso?

 

Como ya comentamos en otra entrada del blog, la obesidad es un factor de riesgo importante para las enfermedades no transmisibles, y se asocia con una disminución de la esperanza de vida de, aproximadamente, 5 a 20 años perdidos (según la gravedad de la afección y los trastornos comórbidos). Ver Los retos sanitarios, sociales y políticos de la obesidad.  Además, The Lancet consideraba recientemente una sindemia mundial la conjunción de obesidad, malnutrición y cambio climático en The Global Syndemic of Obesity, Undernutrition, and Climate Change: The Lancet Commission report

Ya es frecuente en la consulta del médico de familia que algún paciente nos pregunte sobre el uso de los fármacos aGLP-1 para perder peso (liraglutida y semaglutida) o nos solicite la receta. Para completar el nuevo panorama farmacológico, la tirzepatida, un nuevo aGLP-1, ha conseguido hasta una pérdida de peso de un 22,5%, lo que puede suponer 25 kg en algunos pacientes (Tirzepatide Once Weekly for theTreatment of Obesity). Y están apareciendo nuevas guías de tratamiento farmacológico de la obesidad como la reciente AGA Clinical Practice Guideline on Pharmacological Interventions for Adults With Obesity. Interesante leer la reciente entrada de El rincón de Sísifo: Uso adecuado de aGLP1 en el tratamiento de la obesidad para saber más de estos fármacos.



Poner de manifiesto aspectos éticos (principios y valores) para fomentar la deliberación ética entre los médicos sobre los nuevos fármacos, es el propósito de la reciente editorial de la revista Atención Primaria ¿Podrán los nuevos fármacos frenar la epidemia mundial de la obesidad y el sobrepeso? Que os invitamos a leer.


Reducir la carga sanitaria de la obesidad requiere enfoques que combinen intervenciones individuales con cambios en el medio ambiente y la sociedad. Sabemos que los cambios en el sistema alimentario mundial, junto con el aumento de la inactividad física y el sedentarismo, parecen ser los principales impulsores de la pandemia de obesidad, y que el mayor desafío consiste en traducir nuestro conocimiento en acciones efectivas; tales acciones podrían incluir desde cambios de políticas de Salud Pública que promuevan la alimentación saludable en las escuelas, protejan a los niños del marketing alimentario dañino, fomenten la actividad física, garanticen un buen sistema de etiquetado alimentario, estimulen una reformulación de la composición de los alimentos, hasta cambios en las políticas fiscales para promover una alimentación saludable que incentive la elección individual de alimentos con contenido reducido de grasa, azúcar y sal (STOP Project).

La conclusión principal de la editorial es que puede que se vislumbren soluciones individuales en la consulta para tratar la obesidad, solo nos faltan políticos valientes que sepan hacer posible que se apliquen las medidas de Salud Publicas pertinentes para hacerla frente. Desde el PAPPS seguiremos haciendo abogacía por la salud para combatir esta epidemia mundial. Queda abierto el debate.

Paco Camarelles


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