lunes, 2 de noviembre de 2020

Los retos sanitarios, sociales y políticos de la obesidad

 

La obesidad, un factor de riesgo importante para las Enfermedades No Transmisibles, se asocia con una disminución de la esperanza de vida de aproximadamente 5 a 20 años perdidos (según la gravedad de la afección y los trastornos comórbidos). Su patogénesis, su complejidad, la epidemiologia global y sus causas, los ambientes obesogénicos, los factores genéticos y socioculturales, y como podemos revertir la epidemia de obesidad, se tratan en el excelente artículo de Nature   Obesity:global epidemiology and pathogenesis.

En el resumen se sintetizan las ideas claves del articulo:

La prevalencia de la obesidad ha aumentado en todo el mundo en los últimos 50 años, alcanzando niveles pandémicos. La obesidad representa un importante desafío para la salud porque aumenta sustancialmente el riesgo de enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, enfermedad del hígado graso, hipertensión, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, demencia, osteoartritis, apnea obstructiva del sueño y varios cánceres, contribuyendo así a una disminución de la calidad y la esperanza de vida. La obesidad también está asociada con el desempleo, las desigualdades sociales y la reducción de la productividad socioeconómica, lo que genera más carga económica. Hasta ahora, las estrategias de prevención y tratamiento de la obesidad, tanto a nivel individual como poblacional, no han tenido éxito a largo plazo. Las intervenciones en el estilo de vida y el comportamiento destinadas a reducir la ingesta de calorías y aumentar el gasto energético tienen una eficacia limitada porque las adaptaciones hormonales, metabólicas y neuroquímicas complejas y persistentes dificultan la pérdida de peso y promueven su recuperación. Reducir la carga de la obesidad requiere enfoques que combinen intervenciones individuales con cambios en el medio ambiente y la sociedad. Por lo tanto, una mejor comprensión de las notables diferencias regionales en la prevalencia y las tendencias de la obesidad podría ayudar a identificar las causas sociales de la obesidad y proporcionar orientación sobre cuáles son las estrategias de intervención más prometedoras.

El aumento de peso puede resultar de una combinación de una mayor ingesta de energía, una baja actividad física y una reducción del gasto energético.

El problema es que la prevención y los tratamientos de la obesidad suelen fracasar a largo plazo (por ejemplo, las intervenciones conductuales destinadas a reducir la ingesta energética y aumentar el gasto energético) o no están disponibles o no son adecuados (cirugía bariátrica) para la mayoría de las personas afectadas. ¿Qué le digo a un paciente que quiere perder peso?

Sabemos que los cambios en el sistema alimentario mundial, junto con el aumento de la inactividad física y el sedentarismo, parecen ser los principales impulsores de la pandemia de obesidad. Y que el mayor desafío es traducir nuestro conocimiento de las principales causas del aumento de la prevalencia de la obesidad en acciones efectivas; tales acciones podrían incluir cambios de políticas que faciliten la elección individual de alimentos con contenido reducido de grasa, azúcar y sal.

Los factores individuales (como los antecedentes genéticos o el eje intestino-cerebro-hormonas) influyen en la susceptibilidad a la obesidad, que puede desarrollarse en un entorno obesogénico (por ejemplo, influenciada por la cultura alimentaria, el transporte y la informatización).

El articulo concluye que, al igual que la prevención y control del tabaquismo, hacer frente a la epidemia de obesidad mundial implica poner en marcha políticas de Salud Pública específicas. Se debe promover la responsabilidad individual (comer sano y movernos más) mediante campañas de promoción de estilos de vida saludables, y se deben aplicar medidas políticas como los impuestos a las bebidas azucaradas, y la prohibición de anuncios de comida insana dirigida a niños. Es el momento de ponerlas en marcha.

Paco Camarelles

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