El
diario El País ha publicado recientemente un artículo sobre alimentación "semáforo rojo al aceite de oliva y a los frutos secos". Me parece un artículo muy interesante y viene a colación de una campaña que se está llevando a cabo en
el Reino Unido para la prevención y tratamiento de la obesidad, que sin duda es
la pandemia del siglo XXI. Para ello la
Agencia de Seguridad Alimentaria del Reino Unido (FSA), está poniendo en
práctica una campaña en la que clasifica a los alimentos con los colores de un
semáforo. Los alimentos que llevan color rojo serían para un consumo ocasional (porque
llevan exceso de grasa o de azúcar o de sal), los de color ámbar serían los
intermedios y los de color verde serían los más saludables. Esta forma de
clasificar los alimentos es sencilla
pero es muy engañosa para el consumidor. Así por ejemplo tienen puesto el color
rojo al aceite de oliva y a los frutos secos. ¿Debemos recomendar estos alimentos de consumo ocasional?
Claramente no, DEBEN SER DE CONSUMO DIARIO. Lo que tendrá que saber el
consumidor es la cantidad recomendable, según sus características personales que,
cada día debe tomar. Sabemos que en una dieta equilibrada, que es la que se
considera más saludable, las grasas
deben representar alrededor del 30% de las calorías de dicha dieta. Por supuesto que las cantidades que hay que
tomar de grasa - porque son más calóricas- deben ser menores que las cantidades
de hidratos de carbono pero no por ello
son menos saludables. Un gramo de grasa
(de cualquier grasa) produce 9 Kcalorias al metabolizarse, mientras que un gramo de proteínas ó un gramo de azucares
solamente 4 Kcalorías. El aceite de
oliva el 98-99 % de su composición son grasas- es la parte saponificable- y el
resto - parte no saponificable- son compuestos vitamínicos, vitamina E,
terpenos, carotenos, ect. que son compuestos de alto poder antioxidante. Por
esto es un alimento muy calórico, por lo que recomendamos el consumo diario
entre 2 a 5 cucharadas por persona y día, variando
según las características personales, para todos sus guisos.
Hoy también sabemos que no todas las
grasas de los alimentos son igual de beneficiosas para la salud. Precisamente
el aceite de oliva y los frutos secos forman parte y de forma destacada de la "Dieta Mediterránea",
considerada como una dieta saludable y especialmente cardiosaludable. En el 2010 la Unesco incluyó a la Dieta Mediterránea
como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por
los beneficios que aporta a la salud de las personas.
También el 4 de abril de este año 2013
se publicaron los resultados del Estudio Predimed (prevención primaria de la
enfermedad cardiovascular con la Dieta Mediterránea) en el The New England Journal
of Medicine "Primary Prevention of Cardiovacular Disease With a Mediterranean Diet" donde además de la dieta mediterránea se les daba un
suplemento añadido de aceite de oliva virgen extra o un suplemento de frutos
secos - nueces, avellanas, almendras- y las conclusiones de dicho estudio son:
- Una Dieta Mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos, reduce el 30% la incidencia de complicaciones cardiovasculares mayores (muerte de causa cardiovascular, infarto de miocardio y accidente vascular cerebral).
- Este estudio aporta una evidencia científica de primer orden a favor de la eficacia de la Dieta Mediterránea tradicional en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares..
De todo esto podemos deducir fácilmente
que poner semáforo rojo al aceite de oliva y a los frutos secos es un gran
error que puede llegar a confundir al consumidor, aunque las autoridades
sanitarias del Reino Unido lo digan, y
que en vez de mejorar perjudicará la salud de los consumidores, si les hacen
caso.
La recomendación del PAPPS es que el
aceite de oliva y las grasas que llevan los frutos secos, son de las grasas más
saludables y que por tanto deben formar parte de la dieta diaria, en la
proporción que se ha referido anteriormente y que la cantidad dependerá de las
características personales, sabiendo que si a una persona le sobra peso deberá
tomar menos, pero no por ello dejar de tomarlo o solo tomarlo ocasionalmente.
Damián Díaz
Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la salud del PAPPS
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