El European Observatory on Health Systems and Policies, junto con la OCDE y la Comisión Europea, publican
periódicamente los perfiles nacionales del State of Health in the EU. Estos proporcionan
una visión concisa y políticamente relevante de la salud y los sistemas
sanitarios de la UE, ya que analizan y comparan las características y los
desafíos particulares de cada uno.
El
informe State of Health in the EU España. Perfil sanitario nacional 2019 destaca
que España tiene la esperanza de vida más elevada de la UE (83,4 años en 2017,
lo que supone 2,5 años por encima de la media de la UE), y su desigualdad
social en materia sanitaria es menos pronunciada que en muchos otros países (aun así, la brecha en la esperanza de vida por nivel educacional es de
más de 4 años en el caso de los hombres y de 2 años en el de las mujeres).
Sin embargo, gran parte de la vejez se vive con enfermedades crónicas y
discapacidades, lo que incrementa la demanda de los sistemas sanitarios y de
cuidados de largo plazo. Casi el 60 % de los españoles de 65 años o
más padece al menos una enfermedad crónica, y más de uno de cada cinco sufre
alguna limitación en las actividades de la vida diaria. El gasto sanitario per
cápita en España es más de 15% inferior a la media de la UE. Aunque la mayor
parte del gasto está financiado públicamente, el gasto directo de las familias
representa un porcentaje mayor que la media de la UE. El sistema sanitario
español se basa en un sólido sistema de atención primaria, pero la creciente
demanda de servicios derivada del aumento constante de las enfermedades
crónicas podría requerir un uso mayor y más eficiente de los recursos.
Con respecto
a los factores de riesgo el informe nos dice que más de un tercio de las
muertes en España pueden atribuirse a factores de riesgo por comportamiento,
entre los que se incluyen el consumo de tabaco, los riesgos asociados con la
alimentación, el consumo de alcohol y la poca actividad física, una proporción,
no obstante, ligeramente menor que la media de la UE. Alrededor del 16 % (67
000) de todas las muertes en 2017 puede atribuirse únicamente al tabaquismo
(directo y pasivo). Se calcula que los riesgos relacionados con la alimentación
(por ejemplo, la escasa ingesta de frutas y hortalizas y un consumo elevado de
azúcar y sal) suponen el 12 % (52 000) de todas las muertes. Alrededor del 8 %
(32 000) de las muertes puede atribuirse al consumo de alcohol y el 2 % (9 500)
a la escasa actividad física.
Si
bien las tasas de tabaquismo disminuyeron en los últimos quince años, más de
uno de cada cinco adultos españoles (22 %) seguía fumando a diario en 2017, lo
que representa una proporción superior a la media de la UE (19 %). Los índices
de obesidad aumentaron en España: en 2017, uno de cada seis adultos (17 %)
sufría obesidad, también por encima de la media de la UE (15 %). Por el
contrario, el consumo de alcohol es relativamente bajo y el porcentaje de
adultos que refieren un consumo elevado de alcohol está entre los más bajos de
Europa (9 %).
El
informe concluye diciéndonos que la atención primaria sigue siendo un elemento
central del sistema sanitario español en el que médicos y enfermeros
proporcionan asistencia a toda la población, así como servicios de prevención y
promoción de la salud a niños, mujeres y personas mayores. No obstante, las
crecientes exigencias para el sistema de atención primaria derivadas del
envejecimiento de la población pueden hacer necesario un uso mayor y más
adecuado de los recursos. En abril de 2019 se adoptó un nuevo Marco Estratégico
para la Atención Primaria y Comunitaria que incluye un conjunto de ambiciosos
objetivos, pero aún no se ha asignado el presupuesto para respaldar su
aplicación.
Paco Camarelles
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