Con motivo del Día
Mundial Sin Alcohol, que se celebra cada 15 de noviembre, las Comunidades y
Ciudades Autónomas, en colaboración con el Ministerio de Sanidad, han fijado
como objetivo para 2025 sensibilizar sobre la importancia de evitar la venta
y dispensación de alcohol a menores de edad.
El consumo de alcohol en personas menores de edad en España
constituye un problema de salud pública de primer orden. A pesar de que su
venta, dispensación y consumo están prohibidos por ley, la realidad nos
recuerda que esta práctica sigue presente en algunos entornos y contextos
sociales.
Las entidades locales, por su cercanía a la ciudadanía, son
actores clave para promover entornos saludables y reducir estas prácticas a
través de medidas e intervenciones dentro de sus competencias. La experiencia
demuestra que las acciones más efectivas son aquellas que combinan estrategias
normativas, comunitarias y educativas, adaptadas al contexto local e
implementadas de forma intersectorial.
Así, el propósito de esta iniciativa es reforzar la
implicación de los municipios, proponiendo buenas prácticas apoyadas
en la mejor evidencia, las recomendaciones internacionales y las experiencias
que inspiran a seguir avanzando hacia este objetivo común.
En España, la edad media de inicio en el consumo de
alcohol se sitúa en 13,9 años, tanto en chicos como en chicas, aunque
algunos estudios advierten que este inicio puede adelantarse hasta los 11 años
de edad. Así, el 34,6 % del alumnado de 12 a 13 años reconoce haber tomado
alcohol alguna vez y más de una quinta parte (21,5 %) haberlo consumido en el
último mes. Esta tendencia se incrementa en estudiantes de 14 a 18 años, donde las
cifras alcanzar valores del 73,3 % y del 56,6 %, respectivamente.
En ambos grupos de edad, más
de la mitad del alumnado percibe que el acceso a esta sustancia es sencillo
(92,2% y 52,2%).
Entre los lugares preferidos para la adquisición de alcohol destacan:
A nivel mundial, y especialmente en la Región Europea de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), las personas jóvenes se ven afectadas de forma desproporcionada
por el consumo de alcohol. En 2019, la mortalidad atribuible al alcohol en
la región superaba el 15 %, siendo especialmente elevada en varones
de 15 a 19 años.
Una
parte importante de la carga de enfermedad atribuible al consumo de alcohol se
debe a traumatismos producidos por siniestros viales, aunque también está
relacionada con un aumento de los problemas de salud mental (incluidos
suicidios) y de la violencia interpersonal.
Respecto al consumo de
alcohol es importante recordar que:
- El consumo de alcohol en personas menores de edad es evitable y responsabilidad de toda la sociedad.
- Consumir alcohol no es sólo una decisión individual, ya que se encuentra fuertemente influenciado por los Determinantes Sociales y Comerciales de la Salud.
- Las medidas más costo-efectivas para reducir el
consumo y los daños relacionados, se encuentran recogidas en la iniciativa
SAFER de la OMS y por orden de importancia son:
o
Aumentar los
precios e impuestos
o
Regular la
publicidad y promociones
o
Restringir la
disponibilidad
- Las campañas educativas y de sensibilización, por sí solas, tienen un impacto muy limitado; y necesitan de medidas estructurales, normativas y comunitarias.
- La OMS recomienda
no usar el término “consumo responsable de alcohol”, dado que no ha
demostrado reducir la prevalencia de consumo y contribuye a perpetuar el
estigma hacia las personas consumidoras
- Se recomienda evitar la colaboración de la industria de las bebidas alcohólicas para evitar conflictos de interés.
Eulàlia Gregori Garcia
Inés Zuza Santacilia.
Soledad Justo Gil.
Área de Prevención.
Subdirección General de Promoción, Prevención y Equidad en Salud. Dirección
General de Salud Pública y Equidad en Salud.
Ministerio
de Sanidad.

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