Una Carta al
Director publicada en el BMJ del 14 de diciembre de 2013 con el título “Los
niños deben ser protegidos de las tácticas de marketing de la industria
tabaquera” (Children must be protected from the tobacco industry’s) pone en
evidencia la continua incorporación de menores de edad en al consumo de tabaco.
Los autores del artículo destacan que a pesar de haber conseguido en la primera
década del siglo XXI una reducción muy importante del consumo de tabaco,
pasando del 30% al 20% actual del adultos fumadores habituales, continúan
fracasando en frenar el inicio al consumo. Sus datos no son muy alentadores,
pues cada año, al cumplir los 15 años, un 11% de ese grupo de edad se
convierten en fumadores habituales.
En este
artículo, firmado por neumólogos, médicos de familia, pediatras, enfermeras y
fisioterapeutas, realizan una apuesta por intensificar las medidas regulatorias
y en especial, proponen seguir incrementando el precio del tabaco e imponer
nuevas medidas a la industria tabaquera para conseguir un mayor control sobre
la imagen atractiva que presentan las cajetillas de tabaco. Este artículo
ha de servirnos como aprendizaje a nuestro país. Lejos de tener la impresión de
que “ya hemos hecho todo lo posible” para regular el consumo de tabaco, hemos
de reconocer que todavía nos queda mucho por hacer. No hemos de olvidar que la
prevalencia de consumo en adultos está en el 30% (un 10% superior al Reino
Unido) y que cada año unos cincuenta mil menores de 15 años (unos 150 cada
días), se convierten en fumadores habituales, es decir, en adictos al tabaco.
Por tanto, aún queda mucho por hacer.
La victoria reciente ante el fin a la amenaza que significaba la posibilidad de la aprobación de la construcción de EUROVEGAS en la Comunidad de Madrid, y la más que probable satisfactoria regulación que comienza adoptarse sobre los cigarrillos electrónicos, no deben hacernos olvidar que el tabaco sigue siendo el más importante de los problemas de salud prevenibles. Y por tanto, desde los Centros de Salud deberíamos intensificar los esfuerzos. Por una parte, encaminados a intensificar los consejos y la terapia a los adultos fumadores, pero por otra, con una mayor implicación en la prevención primaria entre nuestros jóvenes y adolescentes.
Para la prevención del consumo de
tabaco en los jóvenes se pueden hacer mas cosas. Un ejemplo es la reciente campaña lanzada
el 4 de febrero por la Food and Drug Administration FDA. The Real Cost es una
campaña de prevención del tabaco dirigida a jóvenes de 12 a 17 años. El
objetivo es educar sobre los efectos nocivos del consumo de tabaco con la meta
de reducir las tasas de inicio entre los jóvenes que están predispuestos a
fumar, y reducir el número de jóvenes que al experimentar con los cigarrillos
puedan progresar a un uso regular. Los mensajes de la campaña se centran en
consecuencias para la salud de fumar que suelen preocupar a los jóvenes como
los efectos cosméticos sobre la piel y los dientes del consumo de tabaco, y
sobre la falta de control y la dependencia que produce. Los vídeos de la campaña son excelentes.
Asensio López Santiago
Grupo de Educación Sanitaria Y Promoción de la Salud de el PAPPS
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