Las
campañas sanitarias (televisión, radios, periódicos, vallas publicitarias,
revistas y otros) son una política efectiva de prevención y control del
tabaquismo. Las campañas incrementan la motivación para dejar de fumar a través
del cambio de los conocimientos, creencias y actitudes mediante argumentos,
historias y pruebas de los daños del consumo de tabaco y/o los beneficios de su
abandono. También proporcionan herramientas que aumentan lo capacidad de
abandono mediante la promoción de líneas telefónicas o webs que guían y
proporcionan estrategias para dejar de fumar y reducir la probabilidad de
recaídas. Pueden proporcionar modelos de estrategias efectivas para el abandono
mediante casos reales de fumadores que lo han conseguido. También recuerdan a
los fumadores la conveniencia de mantener la intención de dejar de fumar entre
su lista de prioridades y refuerzan los beneficios positivos del abandono del
tabaco y las consecuencias negativas de su consumo.
Australia
es un país con tradición en este tipo de campañas y un documento de la
Australian National Preventive Health Agency's Evidence Brief Series nos resume
la evidencia de estas campañas:
·
Las campañas de prevención del tabaquismo en
los medios de comunicación reducen el número de jóvenes y adultos que fuman. En una entrada anterior comentamos una campaña de los CDC "Consejos de ex-fumadores" que ha sido evaluada de forma positiva en un artículo publicado en The Lancet.
·
Las campañas tienen efectos directos sobre
los fumadores y los jóvenes mediante la exposición a los mensajes que incitan a
hacer un intento de abandono y evitar el inicio. Las campañas también tienen
efectos indirectos que apoyan el no fumar con el mensaje de que lo normal es no
fumar.
·
Las campañas requieren que la exposición de
la población a los mensajes sea frecuente para conseguir efectos óptimos, de lo
contrario las influencias pro-fumar son más fuertes.
·
Las campañas deben ser de una intensidad
adecuada, siendo esto más importante en los subgrupos de población vulnerables,
entre los que las influencias pro-fumar son mayores, y hay que tener en cuenta
los efectos sobre la población en situación de inferioridad socioeconómica.
·
Cuanta más exposición a los mensajes de las
campañas más resultados se consiguen.
·
Las campañas en los medios de comunicación
son altamente costo-efectivas con un ahorro de costos de atención médica,
superiores a la inversión de la campaña.
·
Los mensajes que son emocionalmente intensos
y que enfatizan los efectos negativos para la salud del consumo de tabaco
mediante imágenes gráficas o testimonios son más efectivos que los anuncios que
generan menores niveles de emoción negativa.
·
La emisión frecuente de los mensajes
negativos sobre los efectos en la salud del tabaco que utilizan testimonios o
representaciones gráficas puede funcionar bien en todos los grupos de población
de jóvenes y adultos, y también en fumadores de grupos socioeconómicos
desfavorecidos.
·
Se necesita más investigación para explorar
la mejor manera de integrar los medios de comunicación, las redes sociales y
las nuevas tecnología de la comunicación para lograr un impacto conductual
óptimo, sin que aumenten las
disparidades en los grupos desfavorecidos.
·
Necesitamos más investigación que compare los
efectos en el comportamiento de la exposición a campañas emotivas negativas en
comparación con anuncios con emociones positivas para el abandono del tabaco.
Este
último punto es el que me ha llamado más la atención, parece que si los
mensajes que se mandan en las campañas son con contenido emocional negativo
(muerte, enfermedad, discapacidad, efecto sobre la salud de otros), se consiguen
más cambios que si los mensajes son en positivo. Aunque los autores concluyen
que se precisa más investigación sobre el tema, hasta ahora nuestra forma de pensar
en el Grupo de Abordaje al Tabaquismo era elaborar mensajes en positivo para las Semanas Sin Humo,
pensando en su mayor eficacia, ¿Sera el momento de cambiar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario