Este mes de enero se estrena con dos ejemplos perfectos de lo que es
nutrición basada en la ciencia y de lo que no lo es.
El primero de ellos es la nueva Guía Dietética 2015-2020 para
estadounidenses realizada por dos departamentos de su gobierno, el USDA (United
States Department of Agriculture ) y el Department of Health and Human
Services. Dietary Guidelines for Americans 2015-2010-EIGTH EDITION. Esta guía se publica cada 5 años y se basa, fundamental pero no
exclusivamente, en el informe del DGAC (Dietary Guidelines Advisory
Committee) de 2015, elaborado por un grupo de expertos independientes a
partir de una revisión sistemática. El informe se comentó en su día en nuestro
blog: Nuevas directrices dietéticas norteamericanas.
Tras la difusión de la Guía 2015-2020 este mes, Frank Hu, uno de los
autores del informe científico del DGAC, denuncia que algunas de las
recomendaciones importantes que se recogen en su informe se omiten finalmente
en la Guía. En concreto, la guía no menciona el consejo de reducir el consumo
de bebidas azucaradas ni de carnes rojas. Como no podía ser de otra manera, los
medios de comunicación se han hecho eco de la polémica (LAT).
Merece la pena que leáis los comentarios sobre las nuevas directrices dietéticas
que los sabios de Harvard, entre ellos Frank Hu, hacen en este enlace. Como muy
bien dice Walter Willet en este artículo: "Esta es una pérdida para el público
estadounidense y una victoria para la industria cárnica y de bebidas azucaradas.
El problema no es sólo que el público esta recibiendo información engañosa y
censurada, sino que estas directrices van a tener repercusión en los programas
nacionales de alimentos, así como en los menús para nuestros niños en las escuelas,
las dietas para las mujeres embarazadas, y los programas para personas de bajos
ingresos. Esto se va a traducir directamente en muertes prematuras innecesarias,
diabetes y sufrimiento... por supuesto que esto va a significar mayores costos
de atención a la salud para todos. Todo está conectado."
Para conocer más sobre el tema, no os perdáis esta entrevista sobre dieta y
cáncer de hace unos pocos días en la que los autores citados insisten en los
perjuicios de las carnes rojas y las bebidas azucaradas.
El segundo ejemplo de paradigma, esta vez de nutrición basada en pruebas
científicas, es el artículo excelente y de lectura obligada de Dariush
Mozaffarian, cardiólogo de Harvard y uno de los "popes" en dieta y
RCV. Son 40 páginas y más de 400 referencias bibliográficas pero no tienen
desperdicio. Dietary and Policy Priorities for Cardiovascular Disease, Diabetes, and Obesity A Comprehensive Review.
Estas serían sus conclusiones más relevantes:
·
Los hábitos dietéticos influyen de forma
muy importante en la salud cardiovascular.
·
Los alimentos y el patrón de dieta son más
importantes que los nutrientes aislados a la hora de hacer o seguir
recomendaciones cardiosaludables, es decir, la calidad de la dieta prevalece
sobre la cantidad de nutrientes.
·
Los alimentos promocionados y penalizados
no difieren del documento del DGAC.
·
La dieta mediterránea y la dieta DASH
(similar a la mediterránea pero sin el aceite de oliva) son los dos patrones
que han demostrado mayores beneficios.
·
Existen estrategias efectivas para mejorar
los hábitos alimentarios, tanto a nivel individual como poblacional.
Joaquín San José
Grupo de educación sanitaria y promoción de la salud del PAPPS
No hay comentarios:
Publicar un comentario