Hace poco, en enero de 2016, se publicó una entrada en el blog de El Comidista titulada ¿son insanos los edulcorantes? En ella se planteaba que “La cruzada
antiazúcar es una de las modas dietéticas con mayor proyección de la
actualidad, y hay razones de peso que la justifican: el abuso del mismo en la alimentación occidental es, con poco género de
dudas, una de las amenazas para la salud mejor
contrastadas del
momento. A remolque de esta tendencia, los edulcorantes artificiales se han
convertido para muchas personas en una solución virtual que permite evitar las
consecuencias metabólicas del abuso de azúcar, sin tener que renunciar por ello
al sabor dulce”. Ver La batalla contra el consumo de azúcar en la dieta se intensifica y entradas relacionadas en el blog.
Hemos
revisado qué cuentan sobre ello la FDA (Food and Drug Administration), la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria), el National Cancer Institute y la AECOSAN y este es nuestro
resumen:
- Los edulcorantes son comúnmente utilizados como sustitutos o alternativa del azúcar, para endulzar y mejorar el sabor de los alimentos, contribuyendo sólo con unas pocas o ninguna caloría y generalmente no elevan los niveles de azúcar en sangre. La medida de la capacidad endulzante es el dulzor relativo, que compara a la sustancia con la sacarosa o azúcar de mesa, pudiendo variar desde las 30 veces del ciclamato a las 20.000 veces del advantamo. Encontramos edulcorantes en muchos alimentos y bebidas: en los que se comercializan como "sin azúcar" o "dieta", incluyendo productos horneados, refrescos, postres, comidas enlatadas, mermeladas y jaleas, productos lácteos. Los consumidores pueden identificar su presencia en la lista de ingredientes de las etiquetas (denominación E 900).
- Como cualquier otro ingrediente añadido a los alimentos, deben ser seguros para el consumo. En EEUU el uso de un aditivo alimentario debe someterse a revisión y aprobación previa a la comercialización por la FDA, a menos que su uso sea generalmente reconocido como seguro (denominación GRAS) acrónimo de Generally Recognized as Safe (High-Intensity Sweeteners). En esta última categoría se incluyen las sustancias con una extensiva historia de uso en los alimentos (antes de 1958) o con evidencia científica publicada (GRAS Substances (SCOGS) Database). Aprobados por la FDA encontramos el aspartamo, el acesulfamo potásico (Ace-K), la sacarina, la sucralosa, el neotamo y el advantamo. Con denominación GRAS se han presentado a la FDA dos tipos de edulcorantes: ciertos glicósidos de esteviol obtenidos a partir de las hojas de la planta de stevia (Stevia rebaudiana) y los extractos obtenidos de Siraitia grosvenori, también conocido como Luo Han Guo o fruta del monje.
- Según la evidencia científica disponible, los edulcorantes aprobados por la FDA son seguros para la población en general, en determinadas condiciones de uso y cantidades, estableciéndose un nivel aceptable de ingesta diaria (IDA), que es la cantidad de una sustancia que se considera segura para consumir cada día en el transcurso de la vida de una persona, incluso para un alto consumo de la misma. En general, un aditivo no presenta problemas de seguridad si el consumo diario estimado es menor que la IDA. Ahora bien ¿Existen edulcorantes que deban evitarse por algunas personas? Sí, aquellas que padecen fenilcetonuria (PKU) tienen dificultades para metabolizar la fenilalanina, un componente del aspartamo, y deben evitar o restringir su consumo, algo viable leyendo las etiquetas de los productos.
- ¿Pueden ser beneficiosos para la salud? En el artículo de la Escuela de Salud Pública de Harvard “artificial sweeteners”, se plantean esta pregunta, señalando que los resultados de los estudios no son concluyentes. Por ejemplo, respecto a los refrescos dietéticos como sustitutos saludables para los refrescos azucarados, señalan que para los niños, los efectos a largo plazo del consumo de bebidas endulzadas artificialmente, son desconocidos, así que es mejor que lo eviten. Analizan cómo los edulcorantes artificiales afectan la capacidad del cuerpo para medir cuántas calorías se consumen. Algunos estudios muestran que el azúcar y edulcorantes artificiales afectan al cerebro de diferentes maneras. El cerebro humano responde a la dulzura con señales de comer más. Al proporcionar un sabor dulce sin calorías, sin embargo, los edulcorantes artificiales nos hacen desear alimentos y bebidas más dulces, que pueden sumar hasta el exceso de calorías. En la Universidad de California-San Diego, los investigadores realizaron resonancias magnéticas funcionales con voluntarios que tomaron pequeños sorbos de agua endulzada con azúcar o sucralosa. El azúcar activa las regiones del cerebro implicadas en la recompensa de comida activa, mientras que la sucralosa no lo hizo. Es posible, dicen los autores, que este edulcorante "no puede satisfacer plenamente el deseo de calorías dulce natural de la ingestión." Así, mientras que el azúcar señala un sentimiento positivo de la recompensa, los edulcorantes artificiales pueden no ser una manera eficaz de gestionar un antojo por los dulces.
En el Comidista,
Juan Revenga analiza los principales edulcorantes y su leyenda negra. Merece la
pena leerlo, como otras muchas entradas de este conocido equipo de blogeros. Finaliza el artículo preguntando al lector si se ha parado a pensar que el
perfil nutricional de los alimentos susceptibles de usar edulcorantes no es, ni
mucho menos, el más indicado dentro de un patrón de alimentación saludable,
lleven o no azúcar. ¿Es este el mejor resumen sobre los edulcorantes?
Posiblemente lo sea
Dulzor relativo: medida utilizada para medir la capacidad endulzante de una
sustancia comparada con la sacarosa o azúcar de mesa
Juana Gómez Puente
Grupo de educación sanitaria y promoción de la salud del PAPPS
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