Ya sabíamos, por estudios anteriores, que los adultos que tienen pocos contactos
sociales (aislados socialmente), o que se sienten descontentos con sus
relaciones sociales (se sienten solos) están en mayor riesgo de mortalidad
prematura. Loneliness and Social Isolation as Risk Factors for Mortality A Meta-Analytic Review. También
que la longevidad se asocia a mayor contacto social (Ver Como vivir para llegar a los 100 años: Dan Buettner).
Un estudio publicado recientemente en la revista Heart añade
nuevo conocimiento en este campo de la salud. Loneliness and social isolation as risk factors for coronary heart disease and stroke: systematic review and meta-analysis of longitudinal observational studies. El
objetivo de este estudio fue investigar el tamaño de la asociación entre las
relaciones sociales y la aparición de una enfermedad coronaria o un ictus. Se
realizó una revisión sistemática de 23 estudios que involucraron a más de
180.000 adultos durante períodos de entre tres y veintiún años. Los autores
observaron que la soledad o el aislamiento social se asociaron con un riesgo 29
% mayor de enfermedad arterial coronaria, y un 32 % más de riesgo de sufrir un ictus.
Esta
asociación es comparable en tamaño a otros factores de riesgo psicosociales
reconocidos en la enfermedad cardiovascular, tales como la ansiedad y el estrés
en el trabajo.
Los investigadores
han identificado tres vías principales a través de las cuales las relaciones
sociales pueden afectar a la salud: el comportamiento en salud (la soledad se
asocia a mayor riegos de inactividad física y consumo de tabaco), mecanismo psicológicos
(menor autoestima, menores habilidades para afrontar problemas y autoeficacia)
y fisiológicos (alteraciones del sistema inmune y aumento tensión arterial).
Hay que decir que se trata de una revisión de estudios observacionales
que no establecen relaciones de causa/efecto, por lo que los resultados hay que analizarlos con cautela.
No tenemos que olvidar que los médicos de familia y enfermeras
somos profesionales clínicos prácticos, por lo que la pregunta es obvia: ¿Qué
impacto podría tener este estudio en mi práctica clínica? Los autores del estudio
nos responden: “Los esfuerzos para reducir la incidencia de las enfermedades
cardiovasculares deben tener en cuenta la soledad y el aislamiento social”. Y para ver que se puede hacer, nada mejor que leer la entrada del blog Salud Pública y otras
dudas ”La soledad mata”, donde nos hablan de la iniciativas y experiencias identificadas
para abordar este problema en la comunidad en la ciudad de Madrid (Grandes vecinos), Amigos de los Mayores y en otros lugares.
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