En los
últimos años mucho se habla de fragilidad en la persona mayor y de la
importancia de la atención primaria en su detección y manejo, aunque es un tema
que cuesta implantar en la práctica asistencial. El “documento de consenso sobre prevención de
fragilidad y caídas en la persona mayor”,
englobado en la Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención del Sistema
Nacional de Salud (SNS) del Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad
(MSSSI), aprobado en 2014 por el Consejo Interterritorial, contribuye a la difusión
de esta importante actividad. Facilita el que se integre en una estrategia global,
con el lanzamiento posterior del curso
on line de detección y manejo de fragilidad y caídas dirigido a
profesionales de la atención primaria, organizado por la Subdirección General
de Promoción de Salud y Epidemiología, del que ya han concluido tres ediciones
en 2016 y hay al menos dos previstas para 2017. También el Ministerio promueve
y apoya el proyecto ADVANTAGE Joint Action sobre
prevención de fragilidad, cofinanciado por el Tercer Programa Europeo de la
Salud de la Unión Europea (EU) 2014-2020, y coordinado por el Hospital de
Getafe del Servicio Madrileño de Salud. En este
año 2017 se va a dar nuevo impulso a la implementación del consenso en las CCAA.
En 2018
se actualizarán las recomendaciones PAPPS-semFYC
de detección e intervenciones en la persona mayor frágil en atención
primaria de 2014, que fueron seguidas de la guía Fisterra de detección y manejo de la persona
mayor frágil en atención primaria.
De
todos los documentos y actualizaciones se puede establecer:
·
Se
considera persona mayor frágil aquélla en una situación de prediscapacidad o
mínima alteración funcional, con una disminución en sus reservas fisiológicas
para reaccionar ante estresores, lo que les lleva a una mayor
probabilidad de presentar eventos adversos de salud o mayor vulnerabilidad ante
ellos (hospitalización, caídas, complicaciones postquirúrgicas, infecciones,
inmovilismo u otros síndromes geriátricos…), y mayor deterioro de la función
física y discapacidad-dependencia.
·
Para la detección
de la fragilidad lo más promovido actualmente son las “pruebas de ejecución
o desempeño” (Short Physical Performance Battery –SPPB-, test de la marcha, o el test de
“levántese y ande”), que valoran movilidad, marcha y equilibrio. Otras
posibilidades son las escalas de actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD)
(importantes en la monitorización), o el empleo de escalas basadas en un
concepto físico o multidimensional de la fragilidad.
·
El ejercicio
físico multicomponente (fuerza, aeróbico, equilibrio-marcha, y
flexibilidad) es la intervención prínceps general en el manejo de la
fragilidad. El proyecto “VIVIfrail” incluido en
la Estrategia de Promoción de la Salud y Calidad de Vida de la Unión
Europea, coordinado por la Universidad Pública de Navarra, tiene el objetivo de
prevenir fragilidad y caídas en personas de 70 o más años a través de la
aplicación de ejercicio de este tipo.
Dr. Iñaki Martín Lesende
Grupo de
Trabajo semFYC de Atención al Mayor
y del
PAPPS de prevención en el Mayor.
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