domingo, 20 de julio de 2025

¿Puede la prevención ahorrar dinero?


🩺 ¿Tiene sentido invertir en prevención si no reduce los costes del sistema sanitario?

Hay un creciente interés global en invertir en la prevención de enfermedades, no solo para mejorar la salud, sino también para reducir los costes sanitarios. La idea parece sencilla: si las personas comen mejor, hacen más ejercicio y adoptan estilos de vida más saludables, sus gastos médicos deberían disminuir.

Un nuevo análisis publicado en JAMA Health Forum Can Prevention Save Money? advierte: la mayoría de las intervenciones preventivas no son “gratis” ni “ahorradoras”, aunque sí son muy valiosas

(Traducimos y adaptamos lo más importante del articulo para el blog).

Pero hay un problema con este planteamiento bienintencionado. Si se espera que la prevención mejore la salud y ahorre dinero, mientras que a los tratamientos tradicionales solo se les exige mejorar la salud (aunque tengan un coste), entonces se está sometiendo a la prevención a un estándar mucho más estricto, uno que tal vez no pueda cumplir.

Cuando se introduce un nuevo tratamiento, la pregunta clave es si mejora la salud siendo seguro y eficaz. Luego se pregunta si vale la pena su coste. ¿El beneficio en salud justifica su precio? Es un cálculo incómodo, pero necesario en un mundo con recursos limitados.

En lugar de enfrentarse a ese cálculo, se podría esperar evitar tratamientos costosos invirtiendo en prevención. Pero esto impone otra exigencia: ¿la prevención ahorra dinero? ¿Debe juzgarse un programa de estilo de vida —que fomente mejor sueño, dieta o ejercicio— solo si reduce los costes futuros? ¿Solo es exitosa la prevención si “cuesta menos que cero”? Este enfoque es erróneo. ¿Y si un programa mejora la salud, pero aumenta ligeramente el gasto? ¿Debería abandonarse? ¿Y si mejora mucho la salud, pero también aumenta significativamente el gasto? ¿Aun así valdría la pena?

Las intervenciones preventivas, al igual que otros tratamientos, deben evaluarse en función de si el beneficio en salud es suficientemente grande como para justificar su coste. Y contrariamente al relato popular, los programas de prevención (como muchos de prevención y cesación tabáquica) suelen costar dinero en lugar de ahorrarlo, incluso considerando los beneficios en salud a largo plazo. La prevención puede ser coste-efectiva, pero eso es distinto a ser ahorradora. Esto no significa que la prevención no funcione, sino que no es gratuita.

¿Existen políticas que mejoren la salud y, a la vez, reduzcan los costes sanitarios a largo plazo? Sí, ocasionalmente, pero en un conjunto muy limitado de intervenciones, como la colonoscopia en hombres de 60-64 años o las vacunas infantiles, donde la reducción de gasto posterior compensa el coste inicial.

Para saber si una intervención preventiva mejora la salud y reduce costes, hay que considerar tres cosas:

  1. Que el coste de la intervención sea lo suficientemente bajo.
  2. Que los cuidados médicos que se eviten sean muy costosos (como una visita a urgencias o el tratamiento de insuficiencia cardíaca).
  3. Y, lo más ignorado: cuántas personas deben recibir la intervención para evitar ese evento costoso (el número necesario a tratar, NNT).

Programas con alto coste y poco beneficio en salud son un desperdicio. Algunos programas de intervención en estilo de vida inicialmente prometedores, tras ser evaluados en ensayos clínicos rigurosos, no mostraron beneficios significativos en salud ni en costes. Un ensayo clínico aleatorizado mostró que un programa de bienestar en el trabajo (actividad física, nutrición, manejos del estrés y otros)  no tuvo impacto significativo en peso, presión arterial, gasto en salud, absentismo laboral o desempeño laboral. Otro ensayo reciente sobre alimentación saludable para hogares enteros tampoco mejoró el control glucémico (HbA1c).

Una respuesta a estos resultados es hacer programas más largos o intensivos, lo que puede mejorar los resultados, pero también aumenta los costes.

Esto no significa que la prevención no pueda mejorar la salud y reducir costes. A medida que la atención médica se encarece, es más fácil que una alternativa más barata ahorre dinero. Pero actualmente hay pocas pruebas de que los programas de estilo de vida reduzcan los gastos lo suficiente, en una proporción suficiente de personas, como para que haya ahorro total. Muchos ni siquiera mejoran los resultados en salud.

Ignorar esta realidad es un error común. Gobiernos y organizaciones han invertido mucho esperando ahorrar, pero esas altas expectativas y mayores gastos pueden explicar por qué los resultados han sido decepcionantes.

La prevención debe juzgarse por si mejora suficientemente la salud en relación con su coste, no por si ahorra dinero. Ese coste no tiene por qué ser negativo para que la intervención valga la pena.



🔍 ¿Qué deberíamos exigirle a la prevención?

  1. Que tenga un impacto real en salud.
  2. Que sea razonablemente coste-efectiva.
  3. Que esté bien dirigida a los grupos que más se beneficien.
  4. Que forme parte de una visión a largo plazo en salud pública.

📢 En resumen:

💬 “La prevención no siempre ahorra dinero, pero sí salva vidas. Y eso ya es un motivo más que suficiente para invertir en ella.”

 Paco Camarelles

 



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