Las decisiones que tomamos a diario en la consulta sobre
temas de prevención tienen que estar basadas en tres pilares: los
conocimientos y habilidades clínicas que
tenemos sobre que actividades preventivas aplicar, las habilidades
comunicacionales, y el componente ético de la decisión.
La clave se sitúa en reflexionar sobre la práctica clínica
cotidiana, lo que nos puede permitir mejorar la vertiente ética de la atención preventiva que prestamos
a nuestros pacientes. El excelente documento “Ética de la prevención: cuestionando viejos escenarios” nos ayuda en la necesaria reflexión. El documento ha sido publicado por el
Grup de Ética de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitaria CAMFIC.
Imagen tomada del taller Deliberando la comunicación. Eva Peguero y Francesc Borrell. 27 Congreso de entrevista clínica y comunicación asistencial. san Sebastian octubre 2016.
El documento empieza recordándonos los motivos para
abordar la prevención desde la ética, que se relacionan con la colisión entre la
práctica clínica y los principios de la bioética: “En prevención es fácil
perjudicar innecesariamente al ciudadano sano (principio de no maleficencia).
Hay quien dice que las actividades preventivas no hacen que los pacientes se
encuentren mejor, pero sí que pueden hacer que se encuentren peor. Por otra parte,
la prevención es un excelente recurso para la medicalización, que llega a
conseguir que el ciudadano sano se comporte como enfermo. También a menudo se
hace sin que el ciudadano dé su consentimiento válido, es decir, no se cumplen
las condiciones de información, capacidad y voluntad (Principio de autonomía)”.
También podemos hacer reflexiones sobre
la utilidad del gasto en prevención (Principio de justicia), y sobre las vertientes individual /poblacional
de la prevención (Principio de beneficencia).
La reflexión ética debe hacerse teniendo en cuenta el
contexto en el que nos desenvolvemos. El documento nos da claves para analizar
el papel de las autoridades sanitarias y las instituciones, la influencia de la
industria farmacéutica y de productos sanitarios, los cambios en las creencias
colectivas referidos a la salud y la prevención (el enfoque actual de la
prevención difunde la idea de que todo es prevenible, la medicina es
todopoderosa y puede retrasar la enfermedad y la muerte indefinidamente), la
extensión entre la ciudadanía del uso de internet que permite el acceso a una
cantidad ilimitada de información, y la necesidad de que las decisiones
preventivas sean eficaces (Medicina Basada en la Evidencia). Todo ello dentro
de un marco legal y deontológico que se analiza exhaustivamente.
En el documento se desarrollan con profundidad los principios
de la Bioética, sin olvidarse de los valores a considerar cuando tomamos una decisión
preventiva:
- Prudencia: El manejo de información contrastada y el cuidado en poner en marcha procedimientos seguros minimizando los riesgos, son aspectos ineludibles cuando se hace prevención a la consulta.
- Lealtad: En el caso de la prevención, el intento de darle al paciente información veraz y comprensible sobre las ventajas y limitaciones de los procedimientos propuestos, puede ser especialmente difícil
- Honradez: Hay que atender la posible interferencia de los intereses personales o de terceros en la selección de actividades preventivas y en su cumplimiento.
- Respeto: El derecho a decidir, una vez se ha trabajado con el paciente la información adecuada, representa también la aplicación del valor del respeto. Hay que evitar poner en marcha actividades preventivas que no tengan beneficios probados en cualquier paciente pero sobre todo en la población anciana.
Ética de la prevención, una reflexión necesaria e ineludible
Paco Camarelles
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