La conexión
entre la salud personal y la del planeta es motivo de reflexión en el reciente artículo
de JAMA Personal and Planetary Health—The Connection With Dietary Choices.
Hacer frente
al cambio climático y a la mala alimentación mundial depende, en parte, de nuestras
decisiones alimentarias. El aumento del consumo de proteína animal tiene
efectos negativos bien establecidos en el medio ambiente, incluida la
destrucción de los ecosistemas nativos para pastoreo de ganado y su alimentación,
además de contribuir a las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación
del medio ambiente.
La comisión
de alimentación de Lancet ha establecido que la transformación hacia dietas
sostenibles y saludables para 2050, requerirá una reducción superior al 50 % en
el consumo mundial de carne roja y un aumento superior al 100 % en el consumo
de frutos secos, frutas, verduras y legumbres. Esta reducción en la
contribución significativa de la agricultura animal a las emisiones de gases de
efecto invernadero es un paso importante para cumplir con los objetivos de
limitar los aumentos de temperatura global.
Las
elecciones alimentarias son el mayor impulsor de las enfermedades crónicas, y
pocos pacientes cumplen con las recomendaciones de fibra dietética debido a una
ingesta inadecuada de alimentos basados en plantas. Enfermedades crónicas como
la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la enfermedad
renal crónica y el cáncer se han relacionado con este patrón alimentario en múltiples
estudios. Los médicos nos hemos centrado, históricamente, en la salud del
paciente y hemos relegado la salud planetaria a los ambientalistas y
legisladores. Sin embargo, nuestro consejo alimentario puede ser valioso ya que
su impacto ya no se limita solo a la salud personal de nuestros pacientes, sino
que afecta ampliamente la salud del planeta (y de todos en él). El aumento del
consumo de alimentos de origen vegetal aumentaría la salud personal y, al mismo
tiempo, reduciría la escasez de alimentos en todo el mundo, la contaminación y
el cambio climático, mejorando así la salud planetaria como consecuencia
indirecta. Ver imagen
El
articulo concluye con el mensaje de que los profesionales sanitarios tenemos la
oportunidad única de influir positivamente en los pacientes, los familiares, la
población en general y el planeta. No es probable que las partes interesadas de
la agricultura industrial animal y las industrias alimentarias o farmacéuticas recomienden cambios dietéticos saludables porque es posible que sus incentivos e
intereses no sean los mismos que los nuestros. Actualmente, los mensajes sobre alimentación son
confusos y se recomiendan múltiples patrones dietéticos opuestos con distintas
dietas (cetogenica, vegana, vegetariana, flexitariana y mediterránea, por ejemplo). En
última instancia, el mayor beneficio radica en los cambios graduales para
aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal sin procesar por razones de
salud personal, con los beneficios simultáneos para la salud del planeta. Y los
médicos pueden desempeñar un papel importante como defensores de dicho cambio.
El
gran Julio Basulto ya se adelantó a la esencia de este articulo con su libro Más vegetales, menos animales. Una alimentación más saludable y sostenible
Paco Camarelles
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