La reducción de daños
(RD), en su sentido general, se refiere a las políticas y prácticas para
minimizar las consecuencias adversas para la salud, la sociedad y la economía
de un comportamiento. La estrategia de RD busca atenuar las consecuencias
negativas de un comportamiento sin ponerle fin por completo, o mientras se
extingue. El modelo moderno de reducción
de daños se basó inicialmente en un enfoque poblacional para reducir el daño a
la salud y a la sociedad asociado con el consumo de drogas ilegales y el riesgo
de infección por el VIH. Posteriormente se extendió al consumo de alcohol y
tabaco, la salud sexual, los accidentes de tráfico, los trastornos
alimentarios, o la exposición a productos químicos y radiaciones en ambientes
laborales o la naturaleza, aunque con un enfoque de RD individual. Tanto en
control del tabaco, como en Salud Pública, la aplicación de una estrategia de
reducción de daños debe cumplir ciertas condiciones: El comportamiento que
queremos cambiar debe ser crónico y recalcitrante, de manera que los fumadores
no puedan dejar de fumar por los métodos habituales. Las personas tienen el
derecho a tomar decisiones sobre sus propios cuerpos, pero deben estar
informadas y ser independientes. Referente a las opciones actuales de RD que conllevan
la sustitución del tabaco combustible por productos de nicotina o tabaco
alternativos, es difícil que las decisiones de los fumadores sobre sus propios
cuerpos puedan ser independientes de intereses comerciales,[i].
Los antecedentes históricos
revelan que la industria lleva décadas intentando reducir la percepción de
daños de sus productos mediante diversas innovaciones con el objeto de mantener
su cuenta de resultados y lavar su imagen pública. Aunque la
transición a un producto de tabaco o nicotina sin combustión puede reducir el
riesgo en algunos individuos, la RD en el ámbito poblacional solo se puede
alcanzar por cesación definitiva del consumo, por la prevención del inicio y
por la protección de los no fumadores del humo ambiental del tabaco. La
reducción del número de cigarrillos solo tiene evidencia como preparación a la
abstinencia si se usa un máximo de 4 semanas previas a la cesación. Los productos
de nicotina farmacológica pueden tener un papel en ese periodo. El uso de dispositivos liberadores de nicotina suele conducir a una
dependencia permanente de la nicotina. El frecuente consumo dual observado
después del uso de estos dispositivos y la facilidad de transición al tabaco en
jóvenes, incrementa el riesgo global.
Se acaba de publicar un documento por un Grupo de Expertos del CNPT en colaboración con el Ministerio de Sanidad donde se analiza extensamente esta cuestión: Reducción de daños en tabaquismo desde la Salud Pública
Rodrigo Córdoba
[i] Dewhirst T. Co-optation of harm reduction
by Big Tobacco. Tobacco Control 2020;30. doi:10.1136/tobaccocontrol-2020-056059
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