Estas
últimas semanas el artículo ‘‘Sacrificing patient care for prevention:distortion of the role of general practice’’ publicado en BMJ ha tenido una
gran difusión, siendo recogido por blogs muy consultados en la medicina de
familia y la Atención Primaria (AP) en España.
El
artículo argumenta que la expansión de las recomendaciones de prevención
clínica en AP ha tenido consecuencias no deseadas, desestabilizando el sistema
de salud y desviando a los/as médicos/as de familia de su papel fundamental: el
cuidado de las personas enfermas. Los autores proponen que la responsabilidad
de la prevención primaria debería recaer más en la salud pública que en la AP.
Aludiendo a que la expansión de las actividades preventivas ha llevado a que se
requiera tiempo y recursos desproporcionados sin un beneficio clínico claro.
Según afirman, para seguir todas las recomendaciones de prevención, un/a
médico/a de AP en USA necesitaría 27 horas de trabajo al día, y más del 50% de
este tiempo estaría dedicado a intervenciones preventivas.
Desde
el grupo de Educación sanitaria y promoción de la Salud del Programa de
Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de semFYC hemos
reflexionado sobre el planteamiento de los autores y sobre la aplicabilidad o
no de sus propuestas para nuestra realidad. Os invitamos a leer la editorial de
la Revista Atencion Primaria Atención Primaria y Prevención: ¿Dilema o sinergia?, que resume nuestro punto de vista.
En nuestro grupo nos hemos hecho muchas preguntas tras leer el articulo del BMJ: ¿Hay que sacrificar la atención al paciente en aras de la prevención? ¿Son el foco curativo y el preventivo incompatibles? ¿Quién es el responsable de aplicar las actividades preventivas?.
Y hemos consensuado unos mensajes clave sobre atención y prevención en atención primaria.
1. Es
necesario un equilibrio entre atención clínica y prevención en AP
- Es esencial priorizar las actividades basadas en la evidencia.
- La sobrecarga asistencial y la complejidad de las personas deben considerarse al planificar las intervenciones preventivas.
2. El
papel de la AP en la prevención clínica
- La longitudinalidad y el enfoque holístico permiten abordar determinantes de salud individuales.
- La prevención clínica (consejo sobre tabaco, alcohol, actividad física) es efectiva y coste-efectiva.
3.
Complementariedad entre Salud Pública y Atención Primaria
- No se trata de elegir entre prevención clínica y salud pública, sino de integrarlas.
- Salud Pública debe liderar las políticas y estrategias de prevención, pero AP es clave en la intervención individual y comunitaria.
- Integrar en estas actividades preventivas a otros/as profesionales y entornos (TCAE, matronas, trabajo social sanitario, personal administrativo, farmacia y redes comunitarias)
4. La
evidencia y el impacto de la prevención en la consulta
- Hay un cuerpo sólido de evidencia sobre la efectividad de ciertas intervenciones preventivas en AP.
- No realizarlas sería una mala práctica.
- Integrar en las agendas espacios para el evaluación y mejora continua (cómo en las otras actividades de AP).
5. El
modelo del PAPPS como referencia
- Desde 1988, el PAPPS ofrece un modelo estructurado y basado en evidencia.
- Se enfoca en intervenciones oportunistas, sin chequeos, priorizando personalización y trabajo colaborativo en el marco de los equipos de atención primaria.
Dear Editor
From the Health Education and Health Promotion Group
of the Program of Preventive Activities and Health Promotion (PAPPS) of the
Spanish Society of Family and Community Medicine, we would like to
contribute to the debate prompted by the publication of the insightful and
necessary article, "Sacrificing patient care for prevention: distortion of
the role of general practice," and to discuss the applicability of its
proposals.
We believe achieving a balance between clinical care
and preventive activities in Primary Care (PC) is essential. Priority should be
given to evidence-based activities, and the overload of clinical duties and
complexity of individual patients must be considered when planning preventive
interventions.
The role of PC in clinical prevention is founded upon
continuity and a holistic approach, enabling effective engagement with
individual determinants of health. Clinical prevention (e.g., counseling on
tobacco , alcohol , physical activity ) has proven both effective and
cost-effective.
There is complementarity between Public Health and
Primary Care. The choice is not between clinical prevention and public health
but rather integrating both. While Public Health should lead in prevention
policies and strategies, Primary Care is crucial for individual and community
interventions. It is also necessary to involve other professionals and
environments in preventive activities (midwives, social workers, administrative
staff, pharmacies, and community networks).
Since 1988, the PAPPS has provided a structured,
evidence-based model in Spain and Latin America, focusing on opportunistic
interventions rather than check-ups, prioritizing personalized care and
collaborative teamwork within Primary Care teams. The common challenge is
making clinical prevention in primary care both feasible and sustainable.
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