Sabemos que el conocimiento del riesgo cardiovascular ECV) puede mejorar los resultados de salud y desencadenar cambios de comportamiento en pacientes o médicos. El reciente metaanálisis Cardiovascular disease risk communication and prevention: a meta-analysis ha tenido como objetivo investigar cuál es el impacto de la comunicación del riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) sobre el cambio en los factores de riesgo de ECV, las respuestas psicológicas y los cambios de comportamientos auto informados.
Los
autores del metaanálisis han analizado la precisión de la percepción del
riesgo. Otros resultados estudiados fueron los cambios informados por los
médicos en el riesgo de ECV, las respuestas psicológicas, la intención de
modificar el estilo de vida y los cambios auto informados en los factores de
riesgo, y la prescripción de medicamentos preventivos.
La
precisión de la percepción del riesgo fue mayor entre los participantes de la
intervención (odds ratio = 2,31). Se encontró una mejora estadísticamente
significativa en las puntuaciones generales de riesgo de ECV entre los 6 y los
12 meses (diferencia de medias = −0,27). Para la prevención primaria, la
comunicación de riesgos aumentó significativamente la modificación dietética
auto informada (odds ratio = 1,50) sin aumento en la intención o cambios reales
en el abandono del hábito de fumar o la actividad física. Se encontró un
impacto significativo en la intención de los pacientes de iniciar medicación
preventiva para la prevención primaria y secundaria, con cambios en el
seguimiento para el grupo de prevención primaria.
Los autores
concluyen que esta revisión sistemática reveló que la comunicación del riesgo
de ECV tiene un impacto mixto en las intenciones y el cambio de comportamiento
para diferentes factores de riesgo. Revelar y comunicar los niveles de riesgo
cardiovascular a los pacientes en riesgo tiene un efecto favorable para mejorar
la precisión y la conciencia del riesgo auto percibido y reduce la puntuación
de riesgo general después de 6 a 12 meses de seguimiento, así como la presión
arterial y los niveles de colesterol. Este efecto fue mayor en los adultos sin
ECV establecida. Las intenciones de motivación y el cambio real en el
tabaquismo o la actividad física no se vieron afectados significativamente por
las comunicaciones sobre el riesgo de ECV entre personas con o sin enfermedad
establecida. Sin embargo, el cambio real en la dieta fue significativo durante
el seguimiento de los participantes en prevención primaria. La intención de los
pacientes de iniciar la medicación o el cumplimiento continuo de la medicación
mejoraron significativamente mediante la comunicación del riesgo de ECV en las
intervenciones de prevención primaria y secundaria, con cambios reales
informados en el grupo de prevención primaria. Por último, nos dicen que vale
la pena concienciar a los pacientes de sus niveles de riesgo para lograr algún
beneficio en la reducción del riesgo general, independientemente del factor de
riesgo individual afectado.
Imagen tomada de Cardiovascular disease risk communication and prevention: a meta-analysis | Oxford Academic (oup.com)
Unos resultados
para analizar con detenimiento y reflexionar sobre ellos. Pese a comunicar el
riesgo que corren, el metaanálisis sugiere que las personas prefieren depender
de la farmacoterapia para reducir el riesgo cardiovascular que dedicarse a
esfuerzos proactivos de establecimiento de objetivos, autorregulación y autocontrol
para modificar comportamientos de estilo de vida más difíciles de lograr, como
la actividad física y el abandono del consumo de tabaco de fumar.
Comunicar
el riesgo cardiovascular puede hacer que los pacientes sean más conscientes del
mismo, lo cual es importante, y bajar los niveles de riesgo de ECV, pero habría
que cerrar la brecha entre el riesgo cardiovascular conocido y el cambio de
comportamiento en el estilo de vida que sigue siendo un desafío.
Para
los médicos, el cálculo de riesgo de ECV nos puede guiar para la prescripción de
fármacos para reducirlo que es, en muchas ocasiones, lo más fácil. Sin embargo, las decisiones de gestión para
reducir el riesgo necesitarán adaptar un enfoque centrado en el paciente con
una discusión equilibrada sobre los riesgos y beneficios de la farmacoterapia,
el impacto en la calidad de vida, la carga física y financiera del tratamiento,
las demandas de seguimiento y las preferencias personales. Todo un reto.
Paco Camarelles
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