lunes, 29 de octubre de 2018

Que sabemos y que no sobre los productos de tabaco calentado.


Ha sido noticia recientemente que la industria tabacalera está haciendo una hipócrita campaña en Reino Unido para que los fumadores dejen de fumar (CincoDias). La estrategia de la campaña  Hold My Light es que los fumadores abandonen el tabaco y se pasen a los cigarrillos electrónicos o a los nuevos dispositivos para calentar el tabaco. Todo ello enmarcado en lo que ya comentamos en el blog, sobre las estrategias de reduccion de los daños que causa el consumo de tabaco, en la entrada “Nuevas estrategias para finalizar con la epidemia del tabaco. La clave está en la adicción”.
Y sobre este tema, acaba de ser publicado un número especial de Tobacco Control que se centra en IQOS (I Quit Ordinary Smoking), y en otros Productos de Tabaco Calentado (PTC). IQOS ya se está comercializando en España y otros países, pero no ha recibido la aprobación de la FDA para ser vendido en USA pese a los estudios que ha presentado la industria tabacalera para avalar su seguridad. Los IQOS están diseñados para calentar en lugar de quemar tabaco, y representan algo así como un híbrido de un cigarrillo normal y un cigarrillo electrónico. Poco se sabe sobre la toxicidad y el impacto en la salud pública de estos productos, en relación con los cigarrillos combustibles y otros productos de suministro de nicotina. La agresiva publicidad del IQOS se sustenta en que estos dispositivos son seguros para la salud, pero ¿Qué sabemos realmente sobre su seguridad, y el efecto que la introducción de estos dispositivos puede tener sobre las tasas de tabaquismo y la carga de morbilidad y mortalidad en la población?
Tobacco Control incluye en este número monográfico 8 artículos que analizan los estudios presentados por la industria tabacalera para que sea aprobado en USA, y 12 artículos que proporcionan evaluaciones independientes de los efectos del PTC, incluidas sus implicaciones sobre las políticas de prevención y control del tabaquismo.
El conocido  Stanton A Glantz analiza en la editorial Heated tobacco products: the example of IQOS los efectos para la salud del IQOS, cuales son las percepciones del producto entre los consumidores potenciales, y cuáles pueden ser sus implicaciones sobre las políticas de prevención y control del tabaquismo y las leyes. Concluye que los PTC son el último esfuerzo de las compañías tabacaleras por adaptarse a un panorama regulatorio cambiante para mantener y ampliar su base de clientes en medio de la disminución de la aceptación social del consumo de tabaco y la disminución del consumo de cigarrillos. IQOS y otros PTC son los más nuevos de una larga serie de productos diseñados para retener a los clientes y proteger la reputación e influencia política de las compañías tabacaleras. Los propios datos de la industria tabacalera no respaldan sus afirmaciones de que IQOS es menos peligroso que los cigarrillos. Si bien IQOS puede exponer a los usuarios a niveles más bajos de algunos tóxicos que los cigarrillos, también exponen a los usuarios a niveles más altos de otros tóxicos. Asimismo, es probable que IQOS exponga a los usuarios a menores riesgos de algunas enfermedades y mayores riesgos de otras. Además existen serias preocupaciones de que el PTC dañará a los jóvenes y  socavará los esfuerzos para que los fumadores abandonen el consumo de tabaco, sin brindar beneficios de salud a los fumadores que lo usan. Por ultimo señala que las autoridades sanitarias deben priorizar la protección de la salud pública, y evitar que las compañías tabacaleras vuelvan a utilizar sus extensos recursos políticos y de relaciones públicas para evitar la regulación y proteger sus ganancias.


La otra editorial acompañante Heated tobacco products: things we do and do not know responde a la pregunta que nos hacemos en el blog: Que sabemos y que no sobre los productos de tabaco calentado: "Los datos son escasos y no existen estudios a largo plazo en poblaciones humanas sobre las consecuencias del uso de IQOS. Sin embargo, se está promoviendo un producto adictivo mediante un énfasis excesivo en la limitada evidencia de su capacidad para reducir el daño del consumo de tabaco, al tiempo que se minimiza la evidencia sobre su toxicidad potencial. Desde un  punto de vista escéptico, esto podría ser parte de los esfuerzos estratégicos de la industria tabacalera para retener a los consumidores existentes de productos de tabaco y generar nuevos usuarios que dependan de la nicotina de por vida. Se requiere una investigación, independiente de la industria, para informar a los usuarios de los productos, a los profesionales de la salud pública y a las agencias reguladoras sobre el posible impacto en la salud pública de IQOS y otros PTC. Además, si la industria presenta informes de estudios de investigación a las agencias reguladoras, debe haber un análisis cuidadoso de los datos de laboratorio sin procesar para garantizar que los resultados se prueben bien y se interpreten adecuadamente".
Paco Camarelles


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