Ha sido noticia recientemente que la
industria tabacalera está haciendo una hipócrita campaña en Reino Unido para
que los fumadores dejen de fumar (CincoDias). La estrategia de la campaña Hold My Light es que los fumadores abandonen
el tabaco y se pasen a los cigarrillos electrónicos o a los nuevos dispositivos
para calentar el tabaco. Todo ello enmarcado en lo que ya comentamos en el blog, sobre las estrategias de reduccion de los daños que causa el consumo de tabaco, en la entrada “Nuevas estrategias para finalizar con la epidemia del tabaco. La clave está en la adicción”.
Y sobre este tema, acaba de ser publicado un
número especial de Tobacco Control que se centra en IQOS (I Quit Ordinary Smoking), y en otros Productos
de Tabaco Calentado (PTC). IQOS ya se está comercializando en España y otros
países, pero no ha recibido la aprobación de la FDA para ser vendido en USA pese a
los estudios que ha presentado la industria tabacalera para avalar su seguridad.
Los IQOS están diseñados para calentar en lugar de quemar tabaco, y representan
algo así como un híbrido de un cigarrillo normal y un cigarrillo electrónico.
Poco se sabe sobre la toxicidad y el impacto en la salud pública de estos
productos, en relación con los cigarrillos combustibles y otros productos de
suministro de nicotina. La agresiva publicidad del IQOS se sustenta en que
estos dispositivos son seguros para la salud, pero ¿Qué sabemos realmente sobre
su seguridad, y el efecto que la introducción de estos dispositivos puede tener sobre las tasas de tabaquismo y la carga de morbilidad y mortalidad en la
población?
Tobacco Control incluye en este número monográfico 8 artículos que analizan los estudios presentados por la industria tabacalera
para que sea aprobado en USA, y 12 artículos que proporcionan evaluaciones
independientes de los efectos del PTC, incluidas sus implicaciones sobre las
políticas de prevención y control del tabaquismo.
El conocido
Stanton A Glantz analiza en la editorial Heated tobacco products: the example of IQOS los efectos para la salud del IQOS, cuales son las percepciones
del producto entre los consumidores potenciales, y cuáles pueden ser sus
implicaciones sobre las políticas de prevención y control del tabaquismo y las
leyes. Concluye que los PTC son el último esfuerzo de las compañías tabacaleras
por adaptarse a un panorama regulatorio cambiante para mantener y ampliar su
base de clientes en medio de la disminución de la aceptación social del consumo
de tabaco y la disminución del consumo de cigarrillos. IQOS y otros PTC son los
más nuevos de una larga serie de productos diseñados para retener a los
clientes y proteger la reputación e influencia política de las compañías
tabacaleras. Los propios datos de la industria tabacalera no respaldan sus
afirmaciones de que IQOS es menos peligroso que los cigarrillos. Si bien IQOS
puede exponer a los usuarios a niveles más bajos de algunos tóxicos que los
cigarrillos, también exponen a los usuarios a niveles más altos de otros
tóxicos. Asimismo, es probable que IQOS exponga a los usuarios a menores
riesgos de algunas enfermedades y mayores riesgos de otras. Además existen
serias preocupaciones de que el PTC dañará a los jóvenes
y socavará los esfuerzos para que los fumadores
abandonen el consumo de tabaco, sin brindar beneficios de salud a los fumadores
que lo usan. Por ultimo señala que las autoridades sanitarias deben priorizar
la protección de la salud pública, y evitar que las compañías tabacaleras
vuelvan a utilizar sus extensos recursos políticos y de relaciones públicas
para evitar la regulación y proteger sus ganancias.
La otra editorial acompañante Heated tobacco products: things we do and do not know responde a la pregunta que nos hacemos
en el blog: Que sabemos y que no sobre los productos de tabaco calentado: "Los datos son escasos y no existen estudios a
largo plazo en poblaciones humanas sobre las consecuencias del uso de IQOS. Sin
embargo, se está promoviendo un producto adictivo mediante un énfasis excesivo
en la limitada evidencia de su capacidad para reducir el daño del consumo de tabaco,
al tiempo que se minimiza la evidencia sobre su toxicidad potencial. Desde un punto de vista escéptico, esto podría ser
parte de los esfuerzos estratégicos de la industria tabacalera para retener a
los consumidores existentes de productos de tabaco y generar nuevos usuarios
que dependan de la nicotina de por vida. Se requiere una investigación,
independiente de la industria, para informar a los usuarios de los productos, a
los profesionales de la salud pública y a las agencias reguladoras sobre el
posible impacto en la salud pública de IQOS y otros PTC. Además, si la industria
presenta informes de estudios de investigación a las agencias reguladoras, debe
haber un análisis cuidadoso de los datos de laboratorio sin procesar para
garantizar que los resultados se prueben bien y se interpreten adecuadamente".
Paco Camarelles
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