lunes, 26 de abril de 2021

Acceso del paciente a la historia clínica electrónica: certeza e incertidumbres


Son ya muchos los servicios de salud de las comunidades autónomas que permiten al paciente acceder a los datos de su historia clínica electrónica: sus antecedentes médicos, los medicamentos prescritos, las alergias, los resultados de pruebas y el historial de vacunación. También se les pueden ofrecer otros servicios en línea, como recordatorios relacionados con la salud, mensajería segura e información general de educación para la salud. Un ejemplo es Mi carpeta salud Madrid.

La pregunta que muchos se hacen es si el acceso a las historias clínicas electrónicas HCE beneficia a los pacientes o causa algún efecto potencialmente no deseado. Para resolverla se ha publicado recientemente la revisión Cochrane Acceso de pacientes adultos a la historia clínica electrónica.. Las preguntas que se hicieron los revisores es cuánto sabían los pacientes, y cuánto entendían, sobre su atención sanitaria; si los pacientes sentían que tenían más control de su atención (autonomía); el efecto sobre la toma de medicamentos o la continuación de programas de control (prevención); la satisfacción de los pacientes con su atención; cómo califican los pacientes su bienestar (calidad de vida); si mejora la salud de los pacientes; los niveles de ansiedad, preocupación o depresión de los pacientes; la frecuencia con la que los pacientes utilizan los servicios sanitarios (número de llamadas o visitas); la comunicación entre los pacientes y sus profesionales sanitarios; y si los pacientes experimentaron algún efecto no deseado.


Es extraño, pero hay pocos estudios relevantes publicados sobre el tema y los resultados encontrados están limitados por el diseño de los estudios. Además, los estudios se centran en enfermedades muy específicas. Los autores concluyen que los efectos del acceso a la HCE con prestaciones adicionales en comparación con la atención habitual en su mayor parte no están claros. Solo la adherencia al proceso de seguimiento de los factores de riesgo y la prestación de servicios preventivos, así como la puntuación compuesta de los factores de riesgo de la diabetes mellitus, podrían mejorar ligeramente con el acceso a la HCE con prestaciones adicionales. Son necesarios más estudios que deberían incluir información sobre los patrones de uso y considerar la posibilidad de que se amplíen las desigualdades sanitarias con la implantación del acceso a la HCE.

La certeza es que el acceso del paciente a sus datos clínicos se justifica por el principio bioético de autonomía del paciente. Las incertidumbres recaen sobre su potencial beneficio para su salud y la utilidad para la educación para la salud y la toma de decisiones compartidas.

Paco Camarelles

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