El Ministerio de Sanidad ha publicado recientemente el documento Recomendaciones para el abordaje de la Fragilidad en situación de crisis sanitaria por la COVID-19, aprobado por la Comisión de Salud Pública el pasado 25 de marzo, en el que ha participado el PAPPS de semFYC.
La fragilidad es un estado previo a la discapacidad, relacionado con la edad, que conlleva una mayor vulnerabilidad y aumenta el riesgo de resultados sanitarios adversos, tiene una mayor prevalencia con la edad y se puede prevenir, detectar y revertir. En relación a la COVID-19 la fragilidad se ha evidenciado como un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad grave y fallecimiento. La COVID-19 es una enfermedad fragilizante, no solo por sus efectos propios, sino también por las medidas de control de restricción de la movilidad que se han tenido que implementar que han producido un deterioro de la capacidad funcional de las personas mayores. Además, la fragilidad y otros síndromes geriátricos pueden ser síntomas de presentación de la COVID-19.
La propuesta de intervención implica realizar el cribado de fragilidad en personas mayores de 70 años que llegan a la consulta de Atención Primaria (oportunista), y de forma proactiva, identificando a la población susceptible de cribado y contactando con ella.
El cribado se debe realizar principalmente en Atención Primaria, pero también se puede contar con el apoyo de otros recursos de la comunidad en coordinación con el sistema sanitario. Se recomienda el cribado presencial con pruebas de ejecución cuando no sea posible se puede realizar cribado no presencial:
o
con pruebas de ejecución con la colaboración de
una persona cuidadora o familiar,
o
o con escalas como FRAIL.
FRAIL
también es la herramienta de cribado recomendada para el cribado en el entorno
comunitario.
· En
aquellas personas clasificadas como no frágiles se debe realizar consejo
integral en estilos de vida, particularmente en promoción de actividad
física.
· En las
personas clasificadas como frágiles se propone llevar a cabo una valoración
geriátrica integral, preferentemente en Atención Primaria con derivación a
atención especializada si es necesario. Se elaborará un plan de cuidados junto
a la persona mayor y familia/persona cuidadora cuando y se propondrá una
intervención personalizada apoyada en los recursos de la comunidad y basada en:
o
Ejercicio físico multicomponente.
o
Nutrición,
o
Seguimiento de multimorbilidad y polifarmacia,
o
Bienestar emocional.
Además,
en todas las personas mayores se debe evaluar el riesgo de caídas, estado
vacunal (incluida vacunación contra la COVID-19) y promoción de autocuidado.
Soledad Justo Gil. Área de Prevención del Ministerio de Sanidad. Grupo educación sanitaria y promoción de la salud del PAPPS.
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