jueves, 12 de diciembre de 2013

Consejos para manejar el stress


Existe literatura científica que evidencia la relación entre el estrés y diferentes enfermedades no transmisibles, de las que las más importantes son la enfermedad cardiovascular (promueve la aterosclerosis y los eventos cardiacos), el cáncer (posible), y la diabetes (por efectos neuroendocrinos directos y por estilos de vida poco saludables).
A su vez, el estrés influye sobre los estilos de vida, por un lado propicia conductas adictivas como el consumo de tabaco y alcohol, y por otro, hace más difícil entre las personas ya consumidoras el abandonar estos hábitos. En general, el estrés se asocia con peores estilos de vida, influye sobre la práctica de ejercicio físico y sobre los hábitos alimentarios.
Cualquiera de nosotros, en mayor o menor frecuencia, ha experimentado el stress en algún momento. En mi consulta les explico a mis pacientes que cierto nivel de stress nos permite sobrevivir en la jungla del día a día. El problema viene cuando hay una sobrecarga emocional que experimenta la persona, vinculada a una exigencia desproporcionada del ambiente, y que se manifiesta en un estado de nerviosismo que requiere un sobreesfuerzo por parte de la persona, lo que le pone en riesgo de enfermar.
 
 
Rasgos personales como la autoestima, el control, el afrontamiento de diferentes situaciones, el apoyo social y la fortaleza personal, determinan la respuesta personal frente al stress. Por otra parte en la consulta es frecuente encontrarnos con crisis psicosociales o situaciones vitales estresantes y conflictos potencialmente generadores de problemas como motivo de consulta o subyacentes a patología orgánica.

Hacer frente al stress en la consulta implica tener presente la importancia del bienestar emocional e informar y ayudar a los pacientes a abordar el estrés. Para ello me parece muy recomendable para dar a nuestros pacientes el documento “El stress y el arte de amargarnos la vida”, publicado por el Ayuntamiento de Madrid. Me gusta el documento porque hace un abordaje del stress no medicalizador, explica los mecanismos con los que actúa este, y nos da algunas claves para amargarnos menos la vida: fabricar un ambiente social adecuado, cuidarse, relajarse, estar activos físicamente, reírse, y evitar el exceso de ocupación. Todo ello en un lenguaje ameno y claro. No dejéis de leer, al final del documento, el Decálogo del buen trato (muy útil).



 

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