Hoy invitamos a Cesar
Minué a escribir en el Blog Salud y Prevención PAPPS. Cesar, médico de familia
miembro del GAT de semFYC y de somamfyc, nos propone una interesante sesión clínica para dar en nuestro centro de salud con motivo de la XVI Semana Sin humo.
Ya está aquí la XVI Semana sin Humo, que va a tener lugar del 25 al 31 de mayo. Este año el lema
es: “Empezó con una calada, acabó con una vida”. Entre otras cosas, la semana
pretende sensibilizar a los profesionales de atención primaria y a nuestra población
de que en los centros de salud podemos ayudar a nuestros pacientes a dejar de
fumar. Entre las actividades de estos días, una de ellas es la de preparar
sesiones clínicas para nuestros compañeros. Por este motivo, nos hemos hecho la
pregunta: ¿Qué hay de nuevo en tabaquismo en este último año? No es una
revisión exhaustiva, ni sistemática, y se refiere al punto de vista clínico. Podéis
acceder a la presentación
para poder utilizarla en vuestros centros.
Sobre como intervenimos.
La intervención más difundida en atención primaria
para el abordaje del tabaquismo es la estrategia de las 5A. Es decir, preguntar
sistemáticamente si se fuma, aconsejar dejar de fumar, apreciar o valorar la
disposición de hacer un intento de abandono, ayudar si deciden hacerlo y
acompañar o acordar un seguimiento. A menudo damos por hecho muchas cosas y
saltamos por encima de ellas porque son demasiado evidentes. Una de ellas es
asumir que preguntamos a todos los fumadores si fuman o no, y otra que lo
registramos. En estudios previos, como por ejemplo evaluaciones del PAPPS, el
registro de tabaco constaba solo en alrededor del 50% de las historias
clínicas. En Australia, uno de los países con mayor implicación en la lucha
contra el tabaco, se preguntaba a los pacientes en la sala de espera que
rellenaran un cuestionario sobre características demográficas, historial médico
y estatus de fumador; después se le preguntaba al médico si el paciente era
fumador o no. Los resultados de este estudio muestran una prevalencia de fumadores del 11.3%
autorreferida y del 9.5% según el médico. Este tenía una sensibilidad del 66% y
un valor predictivo positivo del 78%. En nuestro medio, con una prevalencia de
fumadores mucho mayor, ¿preguntamos a nuestros pacientes?, ¿sabemos quiénes
fuman?, y, a partir de aquí, ¿les aconsejamos?, ¿les ayudamos?
Sobre la mortalidad asociada al consumo de tabaco.
A la hora de aconsejar (vamos con la segunda A), todos
sabemos que fumar es malo, que es la principal causa de mortalidad evitable y
que uno de cada dos fumadores muere por una enfermedad relacionada con el
consumo de tabaco. Sabemos que fumar es la principal causa de EPOC, y que el
cáncer de pulmón sería una enfermedad rara si no existiera el tabaco. Además la
exposición al humo del tabaco en no fumadores aumenta el riesgo en un 20-30% de
cáncer de pulmón y de enfermedad coronaria, por poner sólo un par de ejemplos. En 2014 ha aparecido el documento del Surgeon General Report (SGR) sobre las consecuencias para la salud del tabaco. Se
cumplen 50 años desde la 1ª edición del informe de la Dirección General de
servicios de Salud (SGR) sobre el tabaquismo
y la salud de 1964. En esta actualización se confirma la relación entre fumar y
el desarrollo de otras enfermedades no
asociadas previamente al consumo de tabaco, como los tumores de hígado, el
cáncer de colon, la degeneración macular asociada a la edad, la tuberculosis,
la diabetes, el embarazo ectópico, la disfunción eréctil, o la artritis
reumatoide. Además, se confirma la asociación de la exposición al aire
contaminado por el humo del tabaco y la aparición de ictus. Una muy reciente
publicación en el New
England, de seguimiento de
cinco estudios de cohortes, pone de manifiesto el exceso de mortalidad entre
los fumadores, que sólo puede ser explicable por la asociación del tabaquismo con
otras enfermedades no relacionadas previamente con el consumo de tabaco, como
son la insuficiencia renal, la isquemia intestinal, algunas infecciones, el
cáncer de mama o el de próstata. Si antes decía que uno de cada dos fumadores
muere por una enfermedad relacionada con el consumo de tabaco, un estudio
prospectivo australiano de más de 200.000
fumadores mayores de 45 años encuentra que 2 de cada 3 muertes en fumadores son
atribuibles al tabaco. De media, los fumadores mueren 10 años antes que los no
fumadores. Como en otras cohortes, la curva de supervivencia de los que dejan
de fumar antes de los 40 años es superponible a la de los no fumadores, dato
significativo a la hora de dar consejo.
Sobre dejar de fumar y calidad de vida.
Una preocupación importante, una de las resistencias
que ponen nuestros pacientes a la hora de dejar de fumar es la consideración de
que fuman porque les alivia los síntomas emocionales, los sentimientos de
ansiedad o depresión, les estabiliza el ánimo o les ayuda a hacer frente al
estrés. Este patrón de conducta ocurre tanto en fumadores con trastornos
mentales diagnosticados como sin ellos. Cuando el fumador está sin fumar
experimenta irritabilidad, ansiedad, síntomas depresivos, que son aliviados al
fumar, creando la percepción de que fumar en sí produce beneficios
psicológicos, cuando el hecho es que en sí produce más bien alteraciones. Una revisión
sistemática y metaanálisis de
los estudios de cohortes mide la ansiedad y la depresión tras la abstinencia
(más de 6 semanas). Los resultados nos dicen que dejar de fumar se asocia a
mejorías en ansiedad, depresión, estrés, calidad de vida psicológica y afecto
positivo, en comparación con los que siguen fumando, en una magnitud similar o
mayor, según los autores, que el tratamiento antidepresivo.
Sobre el tratamiento farmacológico.
Una de las maneras de ayudar a dejar de fumar (cuarta
A) es con el tratamiento farmacológico. Hasta ahora sabemos que su empleo
duplica las posibilidades de dejar de fumar y, que en términos absolutos,
muchas más personas dejan de fumar si además se apoya sobre una intervención
cognitivo-conductual. Los tratamientos de elección son el tratamiento sustitutivo
con nicotina (TSN), el bupropion y la vareniclina. Sabemos que, en
comparaciones directas, en ensayos clínicos promovidos por la industria, la
vareniclina es más eficaz que el bupropion. Cahill resume los
resultados de su propia revisión Cochrane, en la que compara los diferentes
tratamientos mediante comparaciones indirectas, llegando a la conclusión de que
la vareniclina y los tratamientos combinados de nicotina son los más eficaces,
lo que podría decantar hacia su uso en pacientes con más dependencia o más
intentos previos. Sin embargo, una de las preocupaciones con el empleo de
vareniclina es la relativa a la seguridad neuropsiquiátrica. La FDA advirtió hace
algunos años, a través de notificaciones espontáneas, de posibles efectos
secundarios psiquiátricos en pacientes que tomaban este fármaco: ideación o
conducta suicida, depresión, reacciones psicóticas. Un metaanálisis de 39 ensayos clínicos de vareniclina, con 10000
pacientes, no encuentra pruebas de más efectos adversos neuropsiquiátricos en
comparación con placebo, salvo para insomnio y sueños anormales. Hay que tener
en cuenta que son ensayos clínicos patrocinados por la industria, con población
altamente seleccionada, y diseñados para la evaluación de eficacia. Los mismos
autores no encontraban tampoco mayor incidencia de estos efectos es un gran
estudio prospectivo en la atención primaria inglesa.
Dos ensayos clínicos publicados este año comparan la
combinación de vareniclina y TSN frente a vareniclina sola, con resultados
contradictorios, en uno
de ellos los resultados a 6
meses son favorables a la combinación, no así en el otro.
Tampoco parece que la combinación de vareniclina
y bupropion comparada con
vareniclina sola sea más efectiva a largo plazo y sí puede aumentar los
síntomas de ansiedad y depresión.
Durante el embarazo se aconseja intentar dejar de
fumar sin fármacos, pero si no es posible, se suele recomendar con precaución
el empleo de TSN, bajo el supuesto teórico que siempre es preferible la
exposición a la nicotina que a todos los componentes del tabaco. Sin embargo,
hasta el momento no hay datos concluyentes de la eficacia del TSN en este caso.
A menudo, los ensayos clínicos encuentran una muy baja adherencia a los
tratamientos, y este puede ser uno de los motivos de la dificultad para
demostrar su utilidad. Un ensayo
clínico realizado en Francia
con parches de nicotina, con un buen cumplimiento del tratamiento en ambos brazos, no encuentra
mayor abstinencia en el grupo de TSN que en el de placebo en el momento del
parto.
Disponemos de intervenciones
efectivas en atención primaria. Preguntemos, aconsejemos y ayudemos a los que
quieran intentar dejar de fumar.
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