En la última
entrada del blog de enero 2016 ¿Consejos nutricionales basados en pruebas o influenciados por la industria de la alimentación? hacíamos referencia a la
excelente revisión sobre dieta y RCV del Dr. Mozaffarian, donde resaltaba la
aplicación de tasas a los alimentos y bebidas menos saludables como una de las
políticas a nivel poblacional basada en la evidencia Dietary and Policy Priorities for Cardiovascular Disease, Diabetes, and Obesity A Comprehensive Review.
Un documento
del Public Health England de octubre de 2015, Sugar reduction: the evidence for action, concluye que “aumentar el precio de los productos
ricos en azúcares un 10-20% o más, a través del uso de tasas, probablemente
tendría un efecto en el comportamiento del comprador y, por lo tanto, en su
consumo de azúcar, por lo menos a corto plazo”.
Esta
estrategia se ha visto sometida por el Cancer Research UK, la mayor
agencia independiente de investigación
sobre el cáncer, y el UK Health Forum a un estudio de simulación (modelling
study) publicado la semana pasada para evaluar el impacto de un aumento del
20% en las tasas de las bebidas azucaradas sobre la prevalencia de obesidad
dentro de 10 años y el ahorro en coste sanitarios y sociales. Los resultados
hablan por sí mismos: esta medida evitaría más de 3 millones y medio de
individuos obesos, es decir, reduciría la prevalencia de obesidad en un 5% y se
ahorrarían 10 millones de libras en costes directos socio-sanitarios. Por todo
ello, demandan que el gobierno británico lleve a cabo esta medida dentro de las
políticas de lucha contra la obesidad infantil.Short and sweet: why the government should introduce sugary drinks tax
Además, cita
el ejemplo de varios países donde ya se ha puesto en marcha esta estrategia
(ver tabla)
Como se puede
ver en la tabla, aumentar el precio de las bebidas azucaradas puede disminuir
sus ventas, por lo que esta medida podría chocar con la oposición de la
industria alimentaria. Para soslayar esto, otra medida de Salud Pública
destinada a limitar el consumo de azúcares sin afectar seriamente a sus ventas
sería reducir la cantidad de azúcar de los refrescos de forma paulatina a lo
largo del tiempo sin sustituirla por edulcorantes artificiales. En este
sentido, la revista Lancet publica este mes otro modelling study
británico que evalúa el efecto de la reducción
progresiva en 5 años del 40% de los azúcares añadidos a los refrescos y zumos
de frutas sobre la diabesidad.
Los autores
concluyen que esta estrategia “produciría al final del 5ª año una reducción
media de energía de 38,4 kcal/día y de 1,20 kg de peso en adultos, lo que se
traduciría en una disminución de la prevalencia de sobrepeso de 1% y de
obesidad de 2,1%, esto es, evitaría medio millón de sujetos con sobrepeso y un
millón de adultos con obesidad. En 20 años se podrían prevenir entre 274.000 y
309.000 diabetes relacionadas con la obesidad.
El editorial
que comenta este trabajo Sugar:
a shove to industry rather than a nudge to consumers? compara esta iniciativa
con la implementada hace años sobre la cantidad de sal de los alimentos.
FOOD STANDARDS AGENCY – UK SALT REDUCTION INITIATIVES.
En resumen,
diversas políticas poblacionales podrían ser eficaces y eficientes en la lucha
contra la obesidad. Ahora bien, Quién le pone el cascabel al gato?
Solo recordar que los impuestos pueden ser saludables Ver Impuestos, salud y sanidad
Solo recordar que los impuestos pueden ser saludables Ver Impuestos, salud y sanidad
Joaquín San
José
Grupo de educación
sanitaria y promoción de la salud del PAPPS
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