Relación entre consumo de tabaco y otros estilos de vida (alimentación, actividad física y consumo de alcohol).
Comunicación oral congreso somamfyc abril 2019.
Los estilos de vida de riesgo, incluyendo
fumar tabaco, el consumo de riesgo de alcohol, la inactividad física y la alimentación
poco saludable, suponen una importante carga de morbimortalidad en nuestra
sociedad. De acuerdo a los resultados del Global Burden of Disease del año 2016, el tabaco continúa siendo la primera causa de pérdida de años ajustados
por calidad de vida. Entre los primeros puestos encontramos también el consumo
de alcohol y otras drogas, la presión sistólica elevada, el IMC elevado y los
riesgos relacionados con la alimentación no saludable, todos ellos muy
relacionados con los estilos de vida. Éstos son, por otra parte, modificables,
lo que hace la intervención sobre los mismos una prioridad de cara a la
prevención de las enfermedades más prevalentes en nuestro medio.
Además, en numerosos estudios se ha
demostrado su tendencia a la agrupación. En el estudio de Galán et al de 2005
(Clustering of Behavioral Risk Factors), se encuentra que aproximadamente
el 20% de la población española adopta
tres o cuatro estilos de vida de riesgo, siendo el consumo de tabaco el factor
con mayor tendencia a la asociación. Sin embargo, existen pocos estudios de
estas características en nuestro medio, y la mayor parte se han realizado en
población adolescente o en profesionales sanitarios.Ver Tabaco y otros estilos de vida. De círculos viciosos y virtuosos.
Nuestro estudio busca estudiar la relación
entre el consumo de tabaco y otros estilos de vida de riesgo entre la población
que acude a las consultas de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid. Se
trata de un estudio transversal observacional multicéntrico, realizado en seis
centros de salud de la Comunidad de Madrid. Los datos se recogieron a través de
encuestas autoadministradas a pacientes aleatorizados (los número 21 y 23 que
acudieron cada día a cada una de las consultas participantes a lo largo de los
meses de enero y febrero de 2019). El análisis descriptivo se hizo a través de
frecuencias para las variables cualitativas y con media y desviación típica
para las variables cuantitativas. El análisis inferencial se hizo con análisis
bivariado con chi cuadrado y con una regresión logística para las variables
clínicamente significativas. El nivel de significación fue de p < 0,05.
Se recogieron un total de 590 encuestas. El
57,8% de la muestra fueron mujeres, con una edad media de 50,66 años con
desviación típica de 17,74 años. La prevalencia encontrada de actividad física
fue del 88% (IC95% 85-90%). La prevalencia de consumo de riesgo de alcohol fue
del 8% (IC95% 6-10%). La puntuación media en la escala de alimentación sana
(del 0 al 20, donde 20 es la puntuación correspondiente a la mejor dieta) fue
de 14,90, con desviación típica 2,89 (IC95% 14,52-14,99). En cuanto al consumo
de tabaco, el 52% de la población es no fumadora (IC95% 47-56%), el 20% es
fumadora en el momento actual (IC95% 17-23%), el 4% ha dejado de fumar hace
entre 6 y 12 meses (IC95% 21-28%) y el 24% es exfumador desde hace al menos un
año (IC95% 21-28%).
En estudio de asociación, se encontró que el
consumo de tabaco activo se relaciona de forma estadísticamente significativa
con el consumo de riesgo de alcohol (OR 3,24 con IC95% 1,48-7,07), con una
menor puntuación en la escala de alimentación sana (OR 0,91 con IC95%
0,84-0,98) y con una mayor actividad física (OR 2,36 con IC95% 1,05-5,32).
Por otro lado, se compararon los fumadores y
los exfumadores en cuanto a estilos de vida, sin encontrarse diferencias en
cuanto a consumo de riesgo de alcohol, actividad física o dieta. Sí se encontró
diferencia estadísticamente significativa para la edad, de manera que la media
de edad es mayor en el grupo de exfumadores que en el grupo de fumadores (OR
0,95 con IC95% 0,94-0,97). El nivel socioeconómico quedó cerca de la
significación estadística con una p de 0,061.
Nuestro estudio confirma los resultados de la
literatura en cuanto a asociación del consumo de tabaco con el consumo de
riesgo de alcohol y una alimentación de peor calidad, si bien la significación
clínica de la diferencia de puntuación en alimentación queda por determinar.
La asociación de tabaco y actividad física en
la literatura es heterogénea. En una
revisión sistemática realizada por Kaczynski et al en 2008, encuentran
que el 60% de los estudios establecen una relación negativa entre tabaco y
actividad física, si bien en el resto de estudios no se encuentra asociación o
ésta es positiva. Nuestro estudio apunta a que los fumadores realizan una mayor
actividad física. Estos resultados podrían explicarse por un sesgo diferencial
en las encuestas autoadministradas, de manera que los fumadores sobreestiman
más la actividad que realizan. Por otra parte, algunos estudios apuntan a que
los fumadores realizan mayor actividad física relacionada con el trabajo,
mientras que realizan menor actividad física en su tiempo libre. Dado que
nuestra encuesta recoge toda la actividad física realizada durante el día,
incluyendo en el trabajo, estos resultados podrían relacionarse con dicho
fenómeno.
Finalmente, no encontramos diferencias en el
comportamiento entre fumadores y exfumadores para el resto de estilos de vida
de riesgo. En este sentido, la literatura ya encontraba en estudios
prospectivos que el abandono del tabaco no se asocia al abandono del consumo de
alcohol (Perkins et al 1993, French et al 1996). En cuanto a alimentación y actividad
física, los resultados son más heterogéneos, pero en general se encuentra una
dieta similar en exfumadores (con aumento del consumo de dulces en algunos
estudios y disminución del consumo de grasas en otros) con un aumento de la
actividad física al dejar de fumar, tanto es estudios transversales como
prospectivos.
En conclusión, existe una relación clara pero
no siempre sencilla entre el consumo de tabaco y otros estilos de vida de
riesgo, que es positiva para consumo de alcohol y negativa para la alimentación
saludable, mientras que la relación con la actividad física es más heterogénea.
Es fundamental el abordaje integral del paciente en cuanto a estilos de vida en
las consultas de Atención Primaria, dada la importante carga de morbimortalidad
evitable que se relaciona con los mismos. Es llamativo que el abandono del
consumo de tabaco no asocie otros cambios en los estilos de vida, pero es un
subgrupo de pacientes que han mostrado preocupación por su salud y actitud
positiva para el cambio, por lo que es importante el abordaje de estos
pacientes para la adopción de estilos de vida saludables, haciendo un
seguimiento tras el abandono del tabaco.
Finalmente, faltan estudios en cuanto a la
mejor forma de abordar aquellos pacientes que presentan agrupación de estilos
de vida de riesgo, así como estudios prospectivos en cuanto a los estilos de
vida de aquellos pacientes que dejan de fumar.
Maria Minué Estirado. Estudiante Medicina Universidad Autónoma de Madrid UAM. Esta comunicación esta basada en los resultados del Trabajo de fin
de grado medicina UAM: Relación entre consumo de tabaco y otros estilos
de vida (alimentación, actividad física y consumo de alcohol). Departamento de Medicina.. Unidad Docente de Medicina de Familia y
Atención Primaria UAM.
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