Hace 50 años que Julián Tudor publicó en The Lancet su conocido articulo THE INVERSE CARE.: “La disponibilidad de
una buena atención médica tiende a variar inversamente a la necesidad de esta
en la población atendida. Esta ley de atención inversa es más acentuada donde
la atención médica está más expuesta a las fuerzas del mercado, y menos cuando
dicha exposición se reduce. La distribución de mercado de la atención médica es
una forma social primitiva, e históricamente obsoleta, y cualquier retorno a
ella exageraría aún más la mala distribución de los recursos médicos".
La ley de cuidados inversos cumple 50 años:
En el 50 aniversario de la Ley de atención inversa, The Lancet ha publicado una editorial conmemorativa 50 years of the inverse care law y artículos relacionados con la efeméride. "Aunque la desigualdad en la salud y sus muchas causas se comprenden ampliamente, la inequidad en la prestación de servicios de salud es duradera y fundamental: un concepto intratable que se encuentra en el corazón de la ley de atención inversa. La ley de atención inversa se refiere principalmente a la inequidad (injusticia) en la atención de la salud que resulta en desigualdades sociales injustas (desequilibrios) en la salud. A nivel mundial, dejar que las fuerzas del mercado dicten la atención médica sigue siendo un factor importante que contribuye a la inequidad: solo aquellos que pueden pagar la atención médica privada pueden acceder a ella. Aunque el cuidado de la salud está ampliamente respaldado como un derecho humano básico, los sistemas que lo brindan encarnan de manera desigual el capitalismo en su peor versión, donde los ricos se benefician, dejando atrás a los más necesitados".
La editorial se publica junto con otros recursos como un podcast de Muir Gray y un artículo sobre el potencial de la atención primaria para revertir los efectos de la ley de cuidados inversos. The inverse care law and the potential of primary care in deprived areas
La ley
de cuidados inversos también rige en la promoción y prevención de la salud, y
en la aplicación de las actividades preventivas. Los grupos desfavorecidos
presentan mayores tasas de conductas de riesgo para la salud, menor acceso al
sistema sanitario, y probablemente menor capacidad de integrar la información y
educación para la salud en conductas saludables. La alfabetización en salud es
también menor en estos colectivos, lo que se asocia con peores resultados de
salud y una menor utilización de los servicios de salud, como la detección y la
atención preventiva.
Paco Camarelles
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